martes, 1 de febrero de 2011

Se me olvidó todo al verte...

"Las cosas pasaron muy deprisa
y los recuerdos tan despacio.
Son tan breves tus sonrisas,
y tanto tiempo el que he esperado.
Para mí jamás te fuiste,
porque el mundo se quedó parado,
aunque ha sido un poco raro...

Ahora, viéndote de nuevo,
me doy cuenta que te eché de menos.
Ahora sé que no soy dueño
de mis sentimientos,

que no importan los problemas
porque, al decirme que te quedas...

Se me olvidó
que me juré olvidarte para siempre.
Se me olvidó
que prometí por una vez ser fuerte.

Y es que, ya ni me acordaba, corazón,
que me gusta tu miradat tanto, amor,
que sigue habiendo algo fuerte entre nosotros dos
y, ahora que te tengo enfrente, nada es diferente.

Me hace tan feliz que vuelvas;
nunca quise que te fueras.
De qué vale tanto orgullo,
tanta estúpida pelea
y perder en un segundo,
lo que has buscado una vida entera.

Se me olvidó
que no he dejado nunca de quererte.
Se me olvidó
que en el amor no vale ser valiente.
"
("Se me olvidó todo al verte"- Alejandro Sanz).

Sinceramente hace ya algún tiempo que quise dejar de escribir aquí, no sé si he llegado a decirlo antes pero lo sentía así, me había dado cuenta de que ha pasado demasiado tiempo de todo esto y, lo más importante, tengo la sensación de que no soy la misma persona que empezó a escribir, lo explico de forma diferente porque ahora también lo siento de otra manera... no quería que hubiera un sentimiento que pudiera pronunciar cada palabra que no fuera el del amor, nada de resentimiento, frustración, o un simple pataleo de niño pequeño (aunque estos sentimientos seguramente hayan estado presentes desde el primer día de un modo u otro jejeje). Me propuse, al menos, escribir una entrada al mes, pero aunque el día por el que voy contando sea ya hace más de un año, me pondré al día dentro de poco, pues el resto de meses han pasado muy deprisa, tal vez demasiado para mí...

En estas últimas semanas he revivido muchos sentimientos, algunos viejos conocidos, otros extraños, que han aparecido y que parecen no querer irse de mis días, pero hay una sensación que hace más año y medio, cuando empecé a escribir este blog, no había tenido en absoluto. La razón por la que escribía era porque era una buena válvula de escape donde poder expresar sentimientos que deseaba gritar pero que ninguna persona conocida podría oir pues terminaría siendo peor el remedio que la enfermedad jejeje. Tal vez sea por lo "peliculero" que siempre he sido, por lo que cuando hace unos meses, viendo la película "Cartas a Julieta" me sentí, de alguna manera y aunque no tenga demasiada relación, en medio de algo similar... escribiendo cartas donde cuento nuestra historia de amor o, más bien, la historia de mi amor por ti, pegándolas en alguna pared (en este caso el blog) para no esperar nada más que la respuesta en forma de comentario de alguien que pudiera leer esto desde alguna parte del mundo, cosa que me llena de alegría puesto que estoy seguro de que si no fueran tan largas y aburridas mis entradas, muchas personas podrían sentirse identificadas con esta historia... experimento una tremenda alegría cuando recibo un aviso por correo de alguien que me ha comentado algo, es como esas personas que en dicha película se encargan de dar respuestas a aquellos enamorados que escriben una carta y la pegan en aquél muro repleto de muchas más como ella, me siento vivo, me siento, de algún modo comprendido, cosa que parece siempre complicada cuando ningún consejo de las personas más cercanas y que nos tanto nos quieren parece contentarnos... Posiblemente sea una cursilería más e, incluso, la más absurda de cuantas he dicho a lo largo de todo este tiempo pero, siempre pensé en ti mientras veía alguna de esas historias de amor (aunque la de esta película en particular sea demasiado típica y con contados momentos salvables), siempre soñé con vivir una bonitas historias contigo, que desde lejos hablaran de nuestro amor y que éste fuera leyenda...

La cuestión es que, sí, volviste a aparecer después de todo lo que me llegaste a decir la última vez antes de irte. Me abres la ventana en el messenger y me dices que sabías que no te estaba diciendo la verdad, que te había estado ignorando en este tiempo y que yo me pensaba que te lo ibas a creer todo como una tonta pero que no era así... ahora ya sabías "la verdad", la razón (evidente) de por qué había preferido hacerme un poco a un lado y dejar que se enfriara durante un tiempo todo; aunque tú no lo llamaras así en absoluto...

Ya sabía desde la otra noche en que ambos hablábamos con aquella amiga común nuestra (con la que tú también estabas hablando por el msn mientras yo explicaba el por qué de todo esto tal y como lo sentía) que todo esto podría significar un nuevo traspieés dentro de este camino de amargos sentimientos contínuamente entrelazados de amor y dolor aunque, sinceramente, como siempre (y ahora más que nunca), desconocía cómo interpretarías tú ese momento de flaqueza mío en el que, de algún modo, expresé parte de cuanto me oprimía en el pecho, un "discursito" que siempre te quise ahorrar oir, precisamente, mediante este distanciamiento, sólo que tu "curiosidad" (como así lo llamabas tú misma) forzó una situación más donde un corazón ya muy fatigado no podía hacer más que intentar esconderse... la verdad es que nunca entendí por qué lo hacías a pesar de todo.

El deseo, tal vez razonable, de que tras aquel último capítulo debía de empezar a intentar dejar de sufrir, olvidarte como fuese, privarme de lo que me daba el aire, la vida y, sin embargo, cada vez una mayor sensación de que el siempre iluso sentimiento de alegría, nada tenía que hacer frente al abatimiento que suponía el bajar de esa nube súbitamente para sumirme en la más profunda tristeza, en el vacío, en caer sin saber hacia dónde... la cabeza parecía tener muy claro que este viaje en montaña rusa debía terminar, ya no parecía necesario subir para experimentar aquella sensación de bajón, se asimilaba más a una caida libre que tampoco tomaba apenas altura pero que descendía muy profundo hasta quemar.

Tal vez era lo mejor, pero no hay momentos en que poder decidir y hacer el dejar de sentir algo y, muchísimo menos, para dejar de sentir amor... porque él es así de estúpido a veces, porque el amor suele ser irracional. En cualquier caso, la canción de hoy habla por sí sola, bastaba con volverte a ver para que todo lo que había conseguido en tu ausencia (si es que había conseguido algo que no fuera sufrir), se viniera abajo dándole a este cansado corazón un enésimo vuelco. Era curioso, pues, en medio de toda esta situación, ni yo te había declarado la guerra ni tú me firmabas la paz.

Y, sí, parece mentira que haya pasado tanto tiempo desde que te conocí y algo menos desde que me supe enamorado de ti, no me lo puedo creer cuando me atrevo a echar la vista atrás lo deprisa que han pasado todos estos años y lo largos que se hicieron los días y noches llorándote tentido en mi habitación, en la ducha bajo el grifo o mientras caminaba por la calle y me tenía que sentar en un portal cualquiera. Pero tengo que rescatar también de esta canción (aunque parece que la escribió para mí mismo) el hecho de que todo ha sido un poco raro, cómo parecía que el mundo que me rodeaba dejaba de girar en ausencia de ti y bastaba sólo una sonrisa tuya para despertar de repente, iluminado por ese sol radiante y más maravilloso en que podías convertir cualquier día...

También describe mucho de cuanto sentí en aquellos días (y que suelo recordar más a menudo de lo que yo mismo quisiera) cuando dice aquello de "y perder en un segundo lo que has buscado una vida entera"... A día de hoy no he podido hallar cuál fue ese segundo en que perdí lo que más quería en esta vida, tal vez nunca pueda encontrarlo por la simple razón de que no se puede perder lo que nunca se tuvo. Tal vez por ello sigo recordando muchas cosas como si fueran hoy mismo, porque la peor nostalgia es añorar lo que nunca, jamás sucedió... (y qué gran verdad). Pero en aquel momento sólo me consolaba de algún modo el saber que cada segundo de todo ese tiempo lo dediqué a intentar hacerte feliz, aunque significara sentirte cada vez más lejos y condenarme a mí mismo un poco más en silencio. Solía venir muy a menudo a mi cabeza una frase que nunca he podido borrar del libro "Luna Nueva" cuando Eduard se marcha y deja a Bella, (no sé si ya lo he dicho antes, pero la verdad es que me sonaba casi a diario y, mucho más, durante estos días) y que decía: "era una forma muy dura de vivir: prohibiéndome recordar, y aterrorizada por el olvido".

De aquella noche no hay gran cosa que decir, pues sólo querías oir de mí (y no sé para qué) que había decidido mantener cierta distancia ahora que eras feliz e intentar dejar de sufrir tanto ante todo haciéndome a un lado... de todos modos, nunca supe si lo llegaste a comprender o si sólo contribuyó a reforzar tu versión de que yo, el "pobre enamorado", te ignoraba; y tú, la "cabrona" a los ojos de todos, habías tenido que preguntarme si me pasaba algo, lo que no sería tan extraño si tan especial y única era nuestra amistad, al menos aparentemente. De todos modos, bastó esa aparente normalidad para volver a dibujarme esa ilusa y estúpida sonrisa en la cara, haciendo que no pareciera tan terrible ni reciente todo lo que me habías llegado a decir sólo horas antes, incluso bromeé diciéndote que parecías "endemoniada" y enviándote la conversación que había guardado para poder leer en frío tras aquella noche (y para releer una y otra vez, haciéndome daño tontamente hasta hoy...).

Como por arte de magia o por cualquier otra cosa que se le quiera llamar, todo cambió sólo en cuestión de horas, volvía a ver cómo pasaba del más terrible dolor a sonreir como un idiota aun sabiendo que no tenía razones para hacerlo porque sabía que todo esto me estaba ya haciendo demasiado daño y, a pesar de todo, seguía empeñado en seguir sufriendo lo que fuese necesario para que te dieras cuenta por fin de cuánto te quería... de todos modos, aquellas palabras habían calado muy hondo tanto en mi cabeza como en mi corazón, habían provocado demasiado daño que ahora ni siquiera te parabas a preguntar si había sido así.

Aquella noche estuvimos hasta tardísimo hablando y diciendo tonterías en plan broma, todo había vuelto a aquella normalidad que tanto desgaste provocaba en mi corazón, esa normalidad que había prometido olvidar y, por una vez, ser fuerte para alejarme de ella ya que no era normal, parecía ser muy poco razonable cuando me paraba a pensar en el sentido que tenía el estar expuesto a tanto dolor.

De un modo u otro, habías vuelto, era eso lo que importaba, y nada iba a poder quitarme esa tonta alegría dentro de mí. Al menos durante aquel día en que nadie podría callar a ese corazón extasiado que no atendería a razones durante, al menos, algunas horas.