domingo, 7 de noviembre de 2010

En medio estoy, en medio...

"En medio estoy, en medio
de mis ideas y mis sentimientos;
a un lado el mar y al otro el cielo.

En medio estoy, en medio
de lo que digo y de lo que pienso;
a un lado el blanco y al otro el negro.

Y no voy a decir nada más,
y no espero que me entiendas;
ya no estoy segura de nada porque yo...

...ya no soy yo, ahora son dos
los que deciden por mí:
mi ángel y mi diablo.
Yo soy así.

En medio estoy, en medio
lo que pregunto, lo que contesto;
a un lado el malo y al otro el bueno.

En medio estoy, en medio,
entre mis fallos y mis intentos,
en medio de la esperanza y el miedo.

Y no voy a decir nada más,
y no espero que me entiendas;
ya no estoy segura de nada,
y no encuentro el centro
donde poner mis pies
para poder esclarecer
entre mentira y verdad,
para encontrar seguridad,
para encontrar un mar profundo para anclar,
porque yo...

...ya no soy yo, ahora son dos
los que deciden por mí:
mi ángel y mi diablo.
Yo soy así.

Y no voy a decir nada más,
y no espero que me entiendas;
ya no estoy segura de nada porque yo..."
("En medio" – Ella Baila Sola).

En medio (creo que no lo podría decir mejor esta canción) de la esperanza y el miedo… aún en estos días, siempre hay un momento en que tengo ese sentimiento, aunque lejano, nada tiene que ver con el de hace ya casi un año que voy contando en este blog. Pero sí, ese estar en medio de algo siempre, en medio de las eternas disputas de cabeza y corazón, de querer y no poder, de amar y no ser correspondido, de levantarte por la mañana sin querer tener otro pensamiento que el de la esperanza y acostarte temiendo un nuevo giro de los acontecimientos, temiendo que todavía puedas sufrir más cuando parece que no tienes fuerzas para seguir soñando… en definitiva, sintiendo miedo, porque, como dice una frase que pude leer hace ya mucho en Luna Nueva, "el amor concede a los demás el poder de destruirte". Y muchas veces es así.

Como ya digo, casi ha pasado un año de todo esta parte por la que voy contando todavía pero hay momentos en que parece que estoy ahí mismo, tal vez sólo sea un minuto cada día pero sigue siendo después de tanto tiempo el peor minuto de todos, tal vez sea por el recuerdo que trae consigo, tal vez sea que nunca podré olvidarme de nada, que aún sigo sin hallarme en el mundo o que baste una mirada tuya para que todo vuelva a despertar porque siga enamorado de ti. Hace tres noches tuve un sueño muy extraño (ya es extraño de por sí que yo recuerde alguno de mis sueños…), aparecías tú, con tu sonrisa vista por mis ojos de aquel entonces, donde iluminabas más que el mismo sol y no podía dejar de mirarte mientras pensaba después cuánto me hubiese gustado ver la cara que había puesto en ese momento pues sería todo un poema jejejeje. (Pongo una imagen de una de mis películas favoritas, otra más, que me encanta y a ti tambien te gustaba mucho, donde se puede ver ejemplificado cuál es ese tipo de rostro al que me refiero... La película es "Un paseo para recordar).
Sólo recuerdo una cosa que ni si quiera me gracia escribirlo aquí pero era todo muy real, aparecías sonriente, como hace tanto tiempo y venías para decirme algo, pero yo no estaba por la labor y me iba en otra dirección andando para no cruzarme contigo, pero siempre te veía de frente. Lo que no recuerdo exactamente y es lo único más que tengo en la cabeza era una frase en la que decías algo así como que tú no eras mía, que yo sabía que nunca podrás estar conmigo, pero que yo sí era tuyo… Tal vez parezca cosa de locos, pero sólo puedo suponer que se deba a que el pasado domingo entraste un momento a ver a tus amigas que estaban en el bar donde yo también estaba y cruzaste por el lado de un amigo mío que estaba sentado a mi lado. La verdad es que es muy rara la vez que yo te pueda ver en algún sitio desde hace ya bastante tiempo, aunque sea de lejos, pero es sólo verte y sentir una sensación de miedo recorriendo todo mi cuerpo, un tremendo nerviosismo que hace que no sepa a dónde mirar, es un sentimiento muy desagradable y que es el miedo a ti, a sentirte cerca. Tal vez estas sean las espinas que antes no lograba ver cegado por la esperanza pero que tú, como cualquier otra rosa, también tenías y que hasta hace casi un año me empeñaba en no ver, aunque me quemara y me consumiera por dentro.


Nos situamos ahora en el pasado martes 22 de diciembre, sólo faltaban dos noches para Nochebuena y yo hacía ya algún tiempo que había decidido que, aparte de la cena familiar, el resto de la noche iba a pasarla en casa debido a algún "inesperado" dolor de estómago por alguna cosa que hubiera cenado. Aquella noche estaba hablando por el msn con una amiga de ambos y, deliberadamente o no (aunque a día de hoy eso me importe más bien poco), te metió en nuestra conversación para hablar los tres sobre cualquier cosa, en este caso era la duración de la misa de Nochebuena, al poco rato esta amiga deja de hablar y tampoco pasa mucho hasta que la aparente normalidad de la conversación entre tú y yo termina dirigiéndose hacia otro tema que sabía que sacarías. Me dices que te enfadó lo de la otra noche, que últimamente estaba siendo muy estúpido (cosa extraña pues no hablábamos apenas), que tú ya sabías lo que yo estaba haciendo y que luego no te viniera con historias… sabía perfectamente a lo que te referías y, parece ser, que el hecho de que yo intentara decirte que todo esto de que últimamente no coincidíamos o que yo nunca estaba disponible en el msn no se debía a nada en particular si no que, simplemente, yo andaba algo desconectado de internet y que cuando lo hacía nunca estaba. Sabía que no me creías cuando yo te decía eso, pero lo que tampoco podía hacer era decirte la verdad, decirte que tenía ese sentimiento cada vez que aparecías en el msn, que tampoco te veía por la calle ni salía mucho porque tenía miedo de tener que verte con otra persona, tenía miedo de sufrir más aún cuando ya lo hacía bastante en casa privándome de ti, de hablar contigo, de verte, que era lo que más quería en el mundo. Me dices que no sabes desde cuándo es esto pero que no es de hace tres días, que eres tú quien me habla y que, cuando te respondo, no te respondo estúpido, simplemente, lo hago diferente. También me dices que no recuerdas cuándo fue la última vez que te di un toque al móvil cuando, casualmente, esa misma tarde te había dado uno (pero tú respuesta es que no tienes saldo) y, el viernes anterior, me diste tú uno y también te respondí a lo que respondes que ni te acuerdas. Es curioso, pero cuando te digo que te acuerdas de cuánto puede hacer que no hablamos como antes y no de que esa misma tarde de di un toque al móvil te enfadas aún más, me mandas directamente al carajo con todas las letras y me dices que estás hablando sola, que yo sólo te estoy respondiendo con monosílabos y con preguntas idiotas cuando tú vienes a preguntarme qué me pasa.

Tal vez sea verdad, vienes a preguntarme qué me pasa últimamente que estoy muy desaparecido, pero no lo haces como si fuéramos dos amigos tan importantes como decías en otro tiempo, cuando yo cada día te tenía que preguntar cómo te levantaste y dedicaba el día sólo a intentar sacarte una sonrisa. No creo que fuera la forma más adecuada de preocuparse por un amigo que sabes realmente por qué está tan desaparecido y que, también deberías de saber, lo está pasando muy mal por algo que tiene que ver directamente contigo. En cualquier caso, sólo te dedicas a seguir igual durante toda la conversación, diciéndome cosas como que no quiero hablar contigo pero que luego, cuando "se me despeja la mente" y quiero hablar contigo, pues hay que escucharme. No sé cuánto te terminó doliendo ni cuántas veces me recordarás el mensaje que te mandé en las fiestas del pueblo del año pasado cuando simplemente te recordé que estaba enamorado de ti. Es más de lo mismo, si te recuerdo entonces ahora en los momentos en que has sido tú quien ha pasado de mí, que cuando he ido a hablar contigo ni me has respondido o, si lo hacías, tardabas tres cuartos de hora en hacerlo (todo esto fue, precisamente después de ese mensaje y de hablar y que quedáramos en que seguiríamos como siempre)… tu respuesta es simplemente un "ok". Desde el primer momento de la conversación sé que no voy a discutir contigo por lo que prefiero escuchar y aguantar todo lo que creas que tienes que decir.

Si te digo que sé que no estamos como antes, te vuelves irónica, dices que llevas una hora para sacarme eso y que, cuando te entra sueño es cuando me doy cuenta de lo que me quieres decir. Te respondo que es la forma en cómo me dices todo pero tú me quieres mostrar que estás enfadada y ahora me escribes en mayúsculas mientras me dices que me dices lo que te da la gana y, que si tanto me molesta, que no me hablarás más. Después me recuerdas algo de lo que siempre te excusas diciendo que lo fácil para ti hubiese sido pasar de mí hace mucho tiempo y no lo hiciste, que te has comido muchas cosas por mi culpa porque yo lo tengo fácil al ser el enamorado y, a los ojos de la gente, tú eres la "cabrona". Esto es algo que siempre te rondó la cabeza, el cómo te vería la gente con toda esta historia y te veías en medio de una situación complicada ya que, por una razón u otra, no podías pasar de mí precisamente en ese momento porque, como decías, fui lo que te llenó en todo ese tiempo que lo pasaste tan mal, pero, por otra parte, no querías que la gente te recordara nada sobre toda esta historia de amor ni del daño que podrías hacerme con todo esto aunque yo te dijera que no quería separarme de ti (lógico, supongo). De todas formas, cuando te digo que no me parecía que fuera normal que me dijeras todas estas cosas de esta manera y que, si tan amigos éramos, lo normal sería que, cuando no uno, pues el otro, le preguntara cómo estaba pero no de esta manera, que yo también lo pasaba mal cuando veía que tú lo pasabas mal con esto de que la gente se metiera en cosas que no le importaban y que tampoco me gustaba que la gente te viera así me respondes que todo eso te importa a ti un carajo. Finalmente me dices que no te vaya a decir luego nada porque no me vas a escuchar, me dices: "que te vaya bien, hasta pronto". Mi respuesta sólo es decirte que estás siendo muy injusta y tú me respondes que estás harta ya de mí y que te vas… sólo puedo decirte antes de que te vayas una frase que siempre te decía cuando decías que te ibas cuando hablábamos en todos estos meses: "como quieras", a lo que esta vez añado un: "como siempre", aunque no te da tiempo a leerlo porque ya te has ido.

Y, sí, ahora más que nunca me veía en medio, en medio de mis ideas y mis sentimientos, teniendo a un lado un mar que me terminaría ahogando y al otro un cielo que era inalcanzable y en cuyo camino ya había caído hasta el suelo una y otra vez. Estaba en medio de lo que decía y lo que pensaba, sabía perfectamente que si te hubiera dicho el por qué de este distanciamiento era muy probable que me vinieras con otra cosa, que eso fuera una vez más un problema solo que, esta vez, tú ya tenías lo que querías, estabas más feliz que nunca y, posiblemente, yo era también más prescindible que nunca. Pero aún así me preguntabas, y de esa forma, para lograr que te dijera algo que ya sabías, tal vez por eso que decías de que te gustaba saberlo todo porque eras muy "curiosa", tal vez por la misma razón que hiciste aquel pasado mes de mayo tuviera que confesarte algo que era evidente para todo el mundo ya, también para ti pero que me hiciste confesarte que estaba enamorado de ti… y todo eso, ¿para qué? Para calmar tu "curiosidad", aunque todo aquello fuera a traernos problemas y lo estropeara todo. En cualquier caso, en esta ocasión yo no podía decir nada más, ni siquiera esperaba que lo entendieras porque no estaba seguro de que estuviera haciendo lo correcto, aunque sí es verdad que hubiese deseado otra forma de "preocuparte por mí o por nosotros, pero ahora no era mi sólo mi corazón quien decidía, ahora eran dos los que lo hacían por mí, la cabeza se había ganado su derecho a ser tenida en cuenta después de todo este tiempo a lo que se había unido un corazón en "stand by", con pequeños resquicios de esperanza (y, esa noche, más que nunca antes) y lleno de miedo, paralizado, ahogado en ese mar del desamor y desbordado por una situación en la que sólo quiso hacer lo mejor para intentar salvar algo entre nosotros dos, dejar pasar un tiempo hasta poder curarse un poco sin que tú tuvieras que oír nada… pero no lo entendiste, parece que no lo querías así o que, simplemente, nunca me quisiste entender, porque creo que en tantos años nunca me preguntaste por mí, aunque no me importaba pues, el saber de tu presencia, hacia el que resto del mundo me dejase de importar. En un momento pude ver lo duro que habían sido todos estos meses sin poder decirte nada de lo que sentía por el bien de los dos, cómo aunque a ti no te gustara el hecho de que tuvieras que cargar con que alguien estuviera enamorado de ti, era yo el enamorado, era yo quien sufría en nombre de dos, era yo quien cargaba y sabía lo que pesaba todo esto, tú me necesitabas y tal vez por eso no me diste de lado cuando eso "hubiese sido lo más fácil para ti", yo lo sabía y por eso no quería fallarte en ningún momento, por eso anteponía nuestra amistad a todo el amor que pudiera sentir…

A la mañana siguiente seguía sin creerme demasiado todo lo de la noche anterior, aunque sabía que no había sido ningún sueño pues la noche me la había pasado recordando cada palabra que me habías dicho. Tal vez fuera este un punto de inflexión en todos estos años de relación, tal vez debía empezar a pensar que este había sido mi último viaje en esa montaña rusa que ningún bien me hacía… empecé a pensar en aquellos días, por primera vez en todos estos meses, qué había sido de todo tiempo, qué cosas habían sucedido a mi alrededor o, a mí directamente, y de cuántas había sabido disfrutar por estar pensando en ti, por dedicar horas llorando solo en casa después de haberme desfondado en sacarte la sonrisa para que tu día fuera un poco más feliz a costa de mi propia felicidad, pensé de cuántas horas llegué a pasar llorando escondido por asuntos que tal vez merecían sonrisas… en todo este tiempo habían pasado, seguramente, muchas de las cosas más maravillosas que le podrían haber pasado a cualquier otra persona. En aquellos meses en los que sólo viví para ti me había sacado el carnet de conducir (aunque no sea un gran logro :S), pude disfrutar enormemente con un musical como fue el de "Hoy no me puedo levantar", vi casarse a mi única hermana y, ese mismo día, vi también sonreír como nunca a ella, a su marido, a mis padres, mis abuelos… por supuesto, también yo, aunque durante la misma cena mis amigos me dijeran que parecía que ni siquiera estaba allí; viví una de las más grandes experiencias que he tenido nunca recorriendo el Camino de Santiago, donde conocí a grandes personas y compartí muy buenos momentos, pude terminar mi carrera en septiembre viendo la alegría en las caras de mi familia pues lo deseaban mucho más que yo mismo, volví a irme a vivir fuera de casa para empezar a estudiar otra carrera, pude ver el extranjero (sí, Gibraltar, quieran o no, hay que pasar unas fronteras y todo…), a pesar de que la misma noche anterior me revelaras que tenías un "ligue" sólo fuera a ese viaje por no dejar tirados a mis amigos, con quien luego pasé un gran día, nada comparado con el que habría pasado en casa pensando en otras cosas… A pesar de todo, en cada uno de esos momentos, siempre tengo también el recuerdo que tenía en cada uno de ellos hacia ti, qué estabas haciendo o si algo te sucedía durante cada una de esas fechas. Es curioso, pero no serían ninguno de éstos los últimos, al día siguiente, después de muchos días diciendo a mis amigos que los vería en la noche de Nochebuena, aunque algunos ya se imaginaran que no iba a aparecer e, incluso, la razón, no aparecí (es por eso mismo por lo que alguno me llamó varias veces diciéndome que vendría a recogerme al campo donde estaba cenando), después de la cena familiar me fui a casa, apagué el móvil y me acosté. No quería ninguna emoción para ese día, no quería ver a la persona más especial para mí en el mundo, no quería que ese día fuera recordado especialmente por mí…

Aunque después te lo llegaras a tomar medio en broma cuando te decía que aquella noche parecías endemoniada y decías que no fue para tanto yo ya había entendido la esencia de todo esto, para ti todo esto de preguntarle a tu enamorado (parece ser, que no tu amigo) había supuesto para ti una especie de rebaja personal, algo que no tenías por qué hacer y que,en todo caso, a mí, que para algo era a quien le preocupaba el otro o los dos. De cualquier modo me parecía que lo más inteligente y más razonable era callar, escuchar que dijeras todo lo que tú creyeras que tenías derecho a decirme de ese modo y esperaren silencio, escondido donde no pudiera complicar algo más todo esto, seguir desaparecido para no transmitir todo el dolor que, ahora sí, me habías causado tú directamente con tu actitud tremenda. Debía esperar para ello el tiempo que fuera suficiente, qué más iba a dar, sólo era Navidad, una fiesta más sin poder pensar en alguien que no fueras tú y en tu felicidad... Detenerse, tragar saliva, respirar hondo y seguir adelante...