viernes, 22 de abril de 2011

Nunca se para de crecer, nunca se deja de morir

"Puede que sea ésta la canción ,
la que nunca que te escribí.
Tal vez te alegre el corazón,
no hay más motivo ni razón
que me acordé de ti.

Eh! buscando lo que fuimos,
un qué será de ti.
Yo me fui, no sé hacia dónde,
sólo sé que me perdí.
Yo me fui no sé hacia dónde,
y yo solo me perdí.

Hay un niño que se esconde
siempre detrás de mí.
todo cambia y sigue igual,
y, aunque siempre es diferente, siempre el mismo mar.
Todo cambia y sigue igual,
y la vida te dará los besos que tú puedas dar.
Todo y nada que explicar,
¿quién conoce de este cuento más de la mitad?
Soy mentira y soy verdad,
mi reflejo vive preso dentro de un cristal.

Todas las cosas que soñé,
todas las noches sin dormir,
todos los versos que enseñé
y cada frase que escondí.
Y yo jamás te olvidaré,
tú acuérdate también de mí.
Nunca se para de crecer,
nunca se deja de morir."

(Fito y Fitipaldis - "Me acordé de ti" ).

La verdad es que llevaba muchísimo tiempo queriendo poner esta canción, me gustan mucho las canciones de Fito pero, el momento en que escuché ésta por primera vez, sentí que describía muchas cosas de mi vida por aquel entonces e, incluso, de algunos de estos días. El aire melancólico que siempre acompaña a muchas de las canciones de Fito impregna esta en gran parte de sus versos y así me llega a mí, reproduciéndose junto con imágenes que creía ya olvidadas de un tiempo que hoy por hoy parece ser muy lejano pero que, en realidad no lo es tanto. Siempre quise escribir una poesía que reflejara todo lo que pude llegar a sentir por ti (aunque fueran malas y las escribiera a modo de "ejercicio" para aclararme el corazón y la mente), componer una canción y. como dice esta misma, "puede que sea esta la canción, la que nunca te escribí". A día de hoy podría continuar con lo que sigue diciendo el propio Fito, que tal vez te alegre pero que el motivo de la misma es porque me acordé de ti... me acordé de ti una vez más.

Sí, me acordé de ti, pensando en hacia dónde fuimos cada uno, hacia dónde he estado yendo todos estos meses que han pasado hasta hoy y llegando sólo a la conclusión que ya tenía hace casi año y medio, que sólo sé que te perdí, sin saber ni cómo ni cuándo. Y he vuelto a recordar en estos días una escena de la famosa serie "Friends" (en el capítulo 5 de la sexta temporada) , donde tras la boda en Las Vegas de Ross y Rachel (y una pequeña movida que sucede después que no voy a contar aquí), finalmente se ven obligados a divorciarse. Hay una frase que jamás podré olvidar de ese capítulo pues siempre que la oigo me evoca muchos recuerdos e intento buscar un por qué a todo, a lo mejor porque las cosas que son sólo sueños no tienen un por qué, que no todo debe tener una explicación... la frase en cuestión tiene su gracia también, teniendo en cuenta que, para Ross, éste va a ser su tercer divorcio. En cualquier caso es difícil entender el diálogo sin estar familiarizado con la serie y, mucho menos, cogerle la gracia jejejeje.

"- Ra: No, Ross, espera un momento. Emm.. yo... tengo que hacerte una pequeña confesión.
- Ro: ¿Qué?
- Emm... todo esto de la boda... fue idea mía.
- ¿Cómo dices?
- Emm... ¿te acuerdas que íbamos tan borrachos que no recordamos nada de aquella noche?
- Sí...
- Pues bueno... yo no quería comentarte nada pero no paraba de pensar en eso y... ¿te acuerdas de que estábamos en el casino y que te pareció que sería muy divertido comer un racimo de uva? Pues a mí me pareció que sería aún más divertido que nos casáramos. Así que, para evitar discusiones, decidimos casarnos primero y, luego, comernos un racimo de uvas.
En fin... siento habernos metido en todo este lío.
- O sea que... si lo piensas bien, todo esto ha sido culpa tuya.
- Sí, pero no te pases...
- Tengo que confesarte que me divorcio de muchas mujeres, pero nunca creí que me divorciaría de ti.
- Lo sé, estaba convencida de que si llegábamos a casarnos, sería para siempre... y no sería un secreto... y no celebraríamos el banquete en un Pizza Hut. (los dos ríen)."
La cosa es que, aunque también el diálogo tiene antes una pequeña discusión entre ambos sobre su historia, la frase en cuestión a la que me refería era la última que escrito de Ross, pues yo jamás creí que podría dejar de sentir por ti algo que no fuera amor. Siempre soñé con que llegaría un momento en que ambos podríamos entendernos el uno al otro de verdad, reírnos de todo esto algún día... aunque tal vez la diferencia siempre fue que nunca quisiste o no pudiste comprenderme, o que tal vez yo nunca supe ver más allá de mis ojos de enamorado... y que, seguramente no fuéramos tan amigos como parecíamos ser porque era demasiado complicado todo en aquel momento. Es posible que fuera el propio miedo a estar el uno sin el otro lo que hacía que volviéramos siempre a este punto de "aparente normalidad", donde todo parecía estar bien aunque el coste de mantenerse firme en medio de todo el dolor que producían todas estas situaciones empezara a ser excesivo para lo que podría seguir aguantando yo mismo, mi cabeza, mi corazón...

Es curioso, después de tanto tiempo, en esta última semana he revivido muchos sentimientos que por aquel entonces eran constantes, aunque con muchas diferencias a la hora de interpretar, de digerir, de convivir con ciertas cosas rondando la cabeza y con miedo a que vuelvan a despertar en el corazón. Me he dado cuenta en estos días que hace muchos meses que me fui a ese lugar, no sé hacia dónde, sólo sé que me perdí. No puedo negar que me da terror pensar que es lo que me sucede a mí lo que describe esta canción cuando dice lo de: "todo cambia y sigue igual y , aunque siempre es diferente, siempre el mismo mar". Es como si hubiese estado dormido o en una especie de "limbo", donde veo pasar el tiempo y donde el mundo sigue girando a mi alrededor con la única diferencia en que en estos últimos meses que han pasado, yo sí he girado y he vivido dentro de ese mundo, he tomado parte de esos días que antes pasaban todos igual, sin nada que contar, intrascendentes sin nada más que lágrimas o estúpidas sonrisas dibujadas en mi cara...aquellos días en que mi reflejo vivía preso dentro de un cristal.

Pero fue hace sólo unos días volví a tener esa sensación extraña de querer encontrarte, de querer verte, de no poder dormir pensando si estarás bien, si piensas en mí como yo lo hago en ti... pero todo ha sido muy diferente, la verdad, no sabría explicar las sensaciones que sentí, pero sí experimenté una gran confusión. Me sentí confundido pues era imposible que, estando a 1.600 km, pudiera distinguir un rostro parecido al tuyo entre la multitud que poblaban las calles de Firenze (Florencia y, también, Pisa donde estuve la semana pasada de viaje). Me sucedió dos o tres veces en ese fin de semana, de lejos, con una voz (no imaginaba que hubiera tanto español en Italia), con una figura, con un cabello, con una cara... tal vez fue el simple hecho de haberlo confundido una vez y haber seguido pensando en ese hecho lo que me llevó a volver a "confundirte" en otras ocasiones... es lo más razonable. Pero, sin duda, lo que me sorprendió de todo fue el haber tenido esa sensación que creía ya bastante olvidada y enterrada.

Tal vez fue la eterna incertidumbre de pensar si me recordarás, si pensaste alguna vez en mí en aquel entonces y si lo volviste a hacer hoy... tal vez fue el hecho de recordar cuántas cosas soñé, tantas noches que no dormí y tantas palabras que callé por poder seguir a tu lado. Tal vez fue miedo a volver a sentir algo parecido al amor en estos días... o sólo fue el miedo a recordarte.

martes, 1 de febrero de 2011

Se me olvidó todo al verte...

"Las cosas pasaron muy deprisa
y los recuerdos tan despacio.
Son tan breves tus sonrisas,
y tanto tiempo el que he esperado.
Para mí jamás te fuiste,
porque el mundo se quedó parado,
aunque ha sido un poco raro...

Ahora, viéndote de nuevo,
me doy cuenta que te eché de menos.
Ahora sé que no soy dueño
de mis sentimientos,

que no importan los problemas
porque, al decirme que te quedas...

Se me olvidó
que me juré olvidarte para siempre.
Se me olvidó
que prometí por una vez ser fuerte.

Y es que, ya ni me acordaba, corazón,
que me gusta tu miradat tanto, amor,
que sigue habiendo algo fuerte entre nosotros dos
y, ahora que te tengo enfrente, nada es diferente.

Me hace tan feliz que vuelvas;
nunca quise que te fueras.
De qué vale tanto orgullo,
tanta estúpida pelea
y perder en un segundo,
lo que has buscado una vida entera.

Se me olvidó
que no he dejado nunca de quererte.
Se me olvidó
que en el amor no vale ser valiente.
"
("Se me olvidó todo al verte"- Alejandro Sanz).

Sinceramente hace ya algún tiempo que quise dejar de escribir aquí, no sé si he llegado a decirlo antes pero lo sentía así, me había dado cuenta de que ha pasado demasiado tiempo de todo esto y, lo más importante, tengo la sensación de que no soy la misma persona que empezó a escribir, lo explico de forma diferente porque ahora también lo siento de otra manera... no quería que hubiera un sentimiento que pudiera pronunciar cada palabra que no fuera el del amor, nada de resentimiento, frustración, o un simple pataleo de niño pequeño (aunque estos sentimientos seguramente hayan estado presentes desde el primer día de un modo u otro jejeje). Me propuse, al menos, escribir una entrada al mes, pero aunque el día por el que voy contando sea ya hace más de un año, me pondré al día dentro de poco, pues el resto de meses han pasado muy deprisa, tal vez demasiado para mí...

En estas últimas semanas he revivido muchos sentimientos, algunos viejos conocidos, otros extraños, que han aparecido y que parecen no querer irse de mis días, pero hay una sensación que hace más año y medio, cuando empecé a escribir este blog, no había tenido en absoluto. La razón por la que escribía era porque era una buena válvula de escape donde poder expresar sentimientos que deseaba gritar pero que ninguna persona conocida podría oir pues terminaría siendo peor el remedio que la enfermedad jejeje. Tal vez sea por lo "peliculero" que siempre he sido, por lo que cuando hace unos meses, viendo la película "Cartas a Julieta" me sentí, de alguna manera y aunque no tenga demasiada relación, en medio de algo similar... escribiendo cartas donde cuento nuestra historia de amor o, más bien, la historia de mi amor por ti, pegándolas en alguna pared (en este caso el blog) para no esperar nada más que la respuesta en forma de comentario de alguien que pudiera leer esto desde alguna parte del mundo, cosa que me llena de alegría puesto que estoy seguro de que si no fueran tan largas y aburridas mis entradas, muchas personas podrían sentirse identificadas con esta historia... experimento una tremenda alegría cuando recibo un aviso por correo de alguien que me ha comentado algo, es como esas personas que en dicha película se encargan de dar respuestas a aquellos enamorados que escriben una carta y la pegan en aquél muro repleto de muchas más como ella, me siento vivo, me siento, de algún modo comprendido, cosa que parece siempre complicada cuando ningún consejo de las personas más cercanas y que nos tanto nos quieren parece contentarnos... Posiblemente sea una cursilería más e, incluso, la más absurda de cuantas he dicho a lo largo de todo este tiempo pero, siempre pensé en ti mientras veía alguna de esas historias de amor (aunque la de esta película en particular sea demasiado típica y con contados momentos salvables), siempre soñé con vivir una bonitas historias contigo, que desde lejos hablaran de nuestro amor y que éste fuera leyenda...

La cuestión es que, sí, volviste a aparecer después de todo lo que me llegaste a decir la última vez antes de irte. Me abres la ventana en el messenger y me dices que sabías que no te estaba diciendo la verdad, que te había estado ignorando en este tiempo y que yo me pensaba que te lo ibas a creer todo como una tonta pero que no era así... ahora ya sabías "la verdad", la razón (evidente) de por qué había preferido hacerme un poco a un lado y dejar que se enfriara durante un tiempo todo; aunque tú no lo llamaras así en absoluto...

Ya sabía desde la otra noche en que ambos hablábamos con aquella amiga común nuestra (con la que tú también estabas hablando por el msn mientras yo explicaba el por qué de todo esto tal y como lo sentía) que todo esto podría significar un nuevo traspieés dentro de este camino de amargos sentimientos contínuamente entrelazados de amor y dolor aunque, sinceramente, como siempre (y ahora más que nunca), desconocía cómo interpretarías tú ese momento de flaqueza mío en el que, de algún modo, expresé parte de cuanto me oprimía en el pecho, un "discursito" que siempre te quise ahorrar oir, precisamente, mediante este distanciamiento, sólo que tu "curiosidad" (como así lo llamabas tú misma) forzó una situación más donde un corazón ya muy fatigado no podía hacer más que intentar esconderse... la verdad es que nunca entendí por qué lo hacías a pesar de todo.

El deseo, tal vez razonable, de que tras aquel último capítulo debía de empezar a intentar dejar de sufrir, olvidarte como fuese, privarme de lo que me daba el aire, la vida y, sin embargo, cada vez una mayor sensación de que el siempre iluso sentimiento de alegría, nada tenía que hacer frente al abatimiento que suponía el bajar de esa nube súbitamente para sumirme en la más profunda tristeza, en el vacío, en caer sin saber hacia dónde... la cabeza parecía tener muy claro que este viaje en montaña rusa debía terminar, ya no parecía necesario subir para experimentar aquella sensación de bajón, se asimilaba más a una caida libre que tampoco tomaba apenas altura pero que descendía muy profundo hasta quemar.

Tal vez era lo mejor, pero no hay momentos en que poder decidir y hacer el dejar de sentir algo y, muchísimo menos, para dejar de sentir amor... porque él es así de estúpido a veces, porque el amor suele ser irracional. En cualquier caso, la canción de hoy habla por sí sola, bastaba con volverte a ver para que todo lo que había conseguido en tu ausencia (si es que había conseguido algo que no fuera sufrir), se viniera abajo dándole a este cansado corazón un enésimo vuelco. Era curioso, pues, en medio de toda esta situación, ni yo te había declarado la guerra ni tú me firmabas la paz.

Y, sí, parece mentira que haya pasado tanto tiempo desde que te conocí y algo menos desde que me supe enamorado de ti, no me lo puedo creer cuando me atrevo a echar la vista atrás lo deprisa que han pasado todos estos años y lo largos que se hicieron los días y noches llorándote tentido en mi habitación, en la ducha bajo el grifo o mientras caminaba por la calle y me tenía que sentar en un portal cualquiera. Pero tengo que rescatar también de esta canción (aunque parece que la escribió para mí mismo) el hecho de que todo ha sido un poco raro, cómo parecía que el mundo que me rodeaba dejaba de girar en ausencia de ti y bastaba sólo una sonrisa tuya para despertar de repente, iluminado por ese sol radiante y más maravilloso en que podías convertir cualquier día...

También describe mucho de cuanto sentí en aquellos días (y que suelo recordar más a menudo de lo que yo mismo quisiera) cuando dice aquello de "y perder en un segundo lo que has buscado una vida entera"... A día de hoy no he podido hallar cuál fue ese segundo en que perdí lo que más quería en esta vida, tal vez nunca pueda encontrarlo por la simple razón de que no se puede perder lo que nunca se tuvo. Tal vez por ello sigo recordando muchas cosas como si fueran hoy mismo, porque la peor nostalgia es añorar lo que nunca, jamás sucedió... (y qué gran verdad). Pero en aquel momento sólo me consolaba de algún modo el saber que cada segundo de todo ese tiempo lo dediqué a intentar hacerte feliz, aunque significara sentirte cada vez más lejos y condenarme a mí mismo un poco más en silencio. Solía venir muy a menudo a mi cabeza una frase que nunca he podido borrar del libro "Luna Nueva" cuando Eduard se marcha y deja a Bella, (no sé si ya lo he dicho antes, pero la verdad es que me sonaba casi a diario y, mucho más, durante estos días) y que decía: "era una forma muy dura de vivir: prohibiéndome recordar, y aterrorizada por el olvido".

De aquella noche no hay gran cosa que decir, pues sólo querías oir de mí (y no sé para qué) que había decidido mantener cierta distancia ahora que eras feliz e intentar dejar de sufrir tanto ante todo haciéndome a un lado... de todos modos, nunca supe si lo llegaste a comprender o si sólo contribuyó a reforzar tu versión de que yo, el "pobre enamorado", te ignoraba; y tú, la "cabrona" a los ojos de todos, habías tenido que preguntarme si me pasaba algo, lo que no sería tan extraño si tan especial y única era nuestra amistad, al menos aparentemente. De todos modos, bastó esa aparente normalidad para volver a dibujarme esa ilusa y estúpida sonrisa en la cara, haciendo que no pareciera tan terrible ni reciente todo lo que me habías llegado a decir sólo horas antes, incluso bromeé diciéndote que parecías "endemoniada" y enviándote la conversación que había guardado para poder leer en frío tras aquella noche (y para releer una y otra vez, haciéndome daño tontamente hasta hoy...).

Como por arte de magia o por cualquier otra cosa que se le quiera llamar, todo cambió sólo en cuestión de horas, volvía a ver cómo pasaba del más terrible dolor a sonreir como un idiota aun sabiendo que no tenía razones para hacerlo porque sabía que todo esto me estaba ya haciendo demasiado daño y, a pesar de todo, seguía empeñado en seguir sufriendo lo que fuese necesario para que te dieras cuenta por fin de cuánto te quería... de todos modos, aquellas palabras habían calado muy hondo tanto en mi cabeza como en mi corazón, habían provocado demasiado daño que ahora ni siquiera te parabas a preguntar si había sido así.

Aquella noche estuvimos hasta tardísimo hablando y diciendo tonterías en plan broma, todo había vuelto a aquella normalidad que tanto desgaste provocaba en mi corazón, esa normalidad que había prometido olvidar y, por una vez, ser fuerte para alejarme de ella ya que no era normal, parecía ser muy poco razonable cuando me paraba a pensar en el sentido que tenía el estar expuesto a tanto dolor.

De un modo u otro, habías vuelto, era eso lo que importaba, y nada iba a poder quitarme esa tonta alegría dentro de mí. Al menos durante aquel día en que nadie podría callar a ese corazón extasiado que no atendería a razones durante, al menos, algunas horas.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Silencio...

"Ya no tengo palabras,
de todo y de nada el tiempo se las llevó,
sólo queda la noche en mi interior y este frío de amor.
Hoy esta calma que rompe el corazón,
de esta guerra yo he sido el perdedor
y se clava muy dentro este..

Silencio, eterno y mudo como el recuerdo
del amor que tú me diste,
Silencio, tan grande, tan vacío y tan muerto,
cómo quema este dolor del silencio
que llena cada espacio en mi cuerpo,
Cómo duele este silencio de amor.

Qué difícil se ha vuelto
seguir respirando sabiendo que ya no estás,
si pudiera encontrar una razón
que me ayude a entender que no vas a volver
y esta herida que sangra en mi interior,
y esta espina clavada sin razón
y el inmenso dolor de este..,

Silencio, eterno y mudo como el recuerdo
del amor que tú me diste,
Silencio, tan grande, tan vacío y tan muerto,
cómo quema este dolor del silencio
que llena cada espacio en mi cuerpo,
Cómo duele este silencio de amor".


("Silencio" - David Bisbal).

Hace unos días fui con mis padres, mi hermana y su marido a uno de estos grandes almacenes para ver algunas cosas que iban a comprar estos últimos para su nueva casa. Me perdí un poco por alli mientras recordaba la última vez que había estado en ese mismo sitio, hacía unos meses, no mucho antes de su boda que también fueron a comprar algunas cosas alli. Recuerdo cómo me perdía en mi mente mientras nos imaginaba a nosotros haciendo esas compras... recordé incluso cómo en cada una de las bodas a las que fui el pasado año, me decías que siempre que ibas a una te entraban "las ganas de casarte"... me gustaba imaginar cómo sería el momento en que fuéramos nosotros quienes estuvieran ahi ante el altar... a veces me imaginaba más de la cuenta, tonterías como estas pero en las que siempre estabas tú, soñaba siempre con vivir contigo alguno de esos momentos que tanto me habían hecho llorar de ilusión cuando los veía en una película romántica... pero, después, siempre me apenaba demasiado cuando volvía a la realidad y volvía a ser consciente de que todo eso no existía más que en mis sueños, que cada día iba convirtiéndose en algo que ma hacía más daño... el soñar era cada vez más doloroso, porque mi corazón no quería engañarse más a sí mismo. Sin embargo, bastaba con ver tu rostro para que todo el dolor desapareciera una vez más y quisiera volver a soñar sin miedo, sin importarme caer ni sufrir, sin tener miedo a nada.

Todo esto me recordaba en muchas ocasiones (cosa que después alguien me llegó a decir) que era tal vez un poco Ted Mosby (el protagonista de la serie "Cómo conocí a vuestra madre"), pues soñaba con enamorarme de la chica perfecta y vivir con ella la más bella historia historia de amor, casarme... tal vez esa fuera una de las razones por las que a lo largo del curso pasado me enganchara de esa manera a esta serie. Me encantaba la historia de amor de Ted y Robin, cómo a él le brillan sus ojos y su rostro al adorarla mientras la ve (cosa que ya dije aquí en más de una ocasión de que me hubiese gustado ver mi cara al verte alguna vez) y cómo basta una sonrisa para entender de algún modo que a veces no hace falta mucho más para creer que estás enamorado, que no necesitas grandes demostraciones de amor sino que un simple gesto o una mirada son suficientes a veces para sentir tal adoración por una persona. Y, bueno, también decir cómo se convierten en los mejores amigos, todas las cosas que hace él para poder estar con ella, cómo se declara, cuántas tonterías es capaz de hacer para que ella se dé cuenta de que la quiere, cómo incluso se imagina el momento de su boda y casándose con otra persona mientras la observa a ella mientras se miran con el gesto contrariado ambos, cómo no le importa que le digan que no es lo mejor el estar juntos porque cree que ella es la mujer de su vida y sus sueños... tal vez tú supiste aprovecharte de la luz que desprendí al mirarte...
Aunque me pudiera imaginar desde mucho tiempo antes que aquellas no serían mis Navidades más felices y, con el tiempo, fui estando cada vez más convencido de ello, creo que nunca habría podido pasárseme por la cabeza que nuestra amistad podría terminar de una manera tan estúpida. A día de hoy, por mucho que piense y me acuerde más de lo que quisiera de gran parte de esas cosas, todavía me da miedo intentar buscar una explicación, un por qué para que sucediera todo esto, aunque sé que no podría encontrar una explicación, tal vez porque todo era muy simple o porque ninguno de los dos llegamos a entenderlo. En cualquier caso, sabía que lo mejor para los dos era mi silencio, ¿de qué serviría hacerte saber que todo esto me hacía tanto mal? Ahora tú eras feliz y yo debía probar que era cierto cuando decía que lo que siempre busqué fue tu felicidad por encima de todo... incluso de la mía propia.

Y, sí, la Nochebuena fue como tenía planeada desde aquella última noche que hablamos: cena familiar y, después, a casa debido a algún inesperado dolor de estómago o algo parecido. Alguno de mis amigos ya sabían que eso iba a pasar y me llamaron varias veces para venir a recogerme cuando terminara la cena familiar, que era en una casa en el campo, pero les dije que aparecería de todas formas. Pero no me verían ya hasta el sábado 26, que salí y estuve con ellos, a quienes sabían de lo que habían pasado en los últimos meses no hubo que decirles muchas veces que la noche de Nochebuena me había puesto enfermo y que esa era la razón por la que no aparecí, ellos sabían que eso no era verdad. Para esta noche, de todas formas, tampoco estuve gran parte del tiempo con la mayoría de mis amigos, precisamente para evitar todo esto, pero estuvimos fuera hasta tarde. Fuimos incluso a la discoteca del pueblo donde, ya casi al final de la noche vi a tu "ligue", como así me lo habías definido tú, y también me pareció verte a ti, aunque, supongo que, por suerte para mí, mi grupo estaba algo alejado de aquella zona y pude evitar pasar por alli, ni siquiera para ver si eras tú, no necesitaba nuevos sobresaltos inesperados, no los deseaba, los temía. Así que aquella noche, tampoco dió mucho más de sí que el hecho de pensar si me habrías visto y el pensar en que podría tener unas vacaciones diferentes si tuviera el valor necesario para intentar alejarme de todo lo que suponía estar en casa encerrado y escuchándome a mí mismo.

Para la noche del domingo 27 estoy en el messenger y cuando se conecta una amiga que tenemos en común hablamos y, aunque tarda un buen rato, sé que me va a preguntar qué ha pasado. Le digo que te vi la noche anterior en la disco pero que no me fijé con quién ibas aunque los dos lo supiéramos. Me pregunta si sé lo vuestro y, cuando le respondo que lo sé desde el mismo día que ella y el resto de tus amigas lo saben también y que me lo contaste tú misma se extraña, pues me cuenta que la noche anterior tú le comentabas que pensabas que yo estaba "así" contigo porque me habría enterado de lo tuyo con tu nuevo amigo. El resto de la conversación que tengo con ella no es más que intentar que ella comprenda el por qué de que en ese momento tenga menos relación contigo y del modo en que la teníamos, porque no me hacía ningún bien en ese momento y todo lo demás. A pesar de todo no parece entender la razón y sólo me quedo con que dice que es una postura muy infantil todo esto. Estoy seguro de que no ha sido la opción más madura, pero yo sólo evitaba que tuvieras que oir un día que yo me sentía mal, cosas que no tenías por qué escuchar de mí porque ahora tú eras feliz, pero yo necesitaba un poco de espacio para poder respirar o para llorar a mis anchas mientras pasaba el tiempo que fuera necesario. En cualquier caso, a pesar de que no te lo estoy diciendo a ti directamente sé muy bien que ella te cuenta lo que estamos hablando asi que, de algún modo, pienso que así sabrás lo evidente. No me servirá el contar muchas de las cosas que he sentido estas semanas para dormir más tranquilo, seguramente al contrario, porque sé que es posible que me traigan más problemas, pero tú, una vez más, sabrás al menos lo que querías saber, forzarás una situación para simplemente oir algo que ya sabías, algo que yo callaba por el bien de los dos y que nadie más tiene por qué saber, pero qué más da...

En estos días, posiblemente por la efeméride que se avecinaba, apenas si pude dormir. Es curioso pero siempre me terminan sucediendo todas estas cosas en las épocas en que estoy estudiando. Probablemente sea porque es entonces cuando tengo que vaciar la cabeza de cosas inservibles de las que la lleno a diario, que tengo que estar en silencio conmigo y es, precisamente en ese momento, cuando más alto se oye gritar a un viejo conocido que parecía estar algo abandonado a su suerte, un corazón oxidado que se cansó de gritar algo que la cabeza nunca dejó de tener presente pero que prefirió distraerse con ruído mientras pudiera no tener que volver a pensar en ti y en lo que quedó de mí a partir de todos estos meses que pasaron mucho más rápido de lo que podría haberme imaginado. Al principio me atormentaba saber cada mañana que los días pasarían muy lentamente hasta hacerse interminables pero, después, con el paso de los meses, el temor fue otro, precisamente el hecho de que los meses fueran corriendo a tanta velocidad que ni siquiera pudiera darme cuenta, pues ya ha pasado prácticamente un año de todo esto y hoy lo recordé como si fuera ayer.

En cualquier caso, y siguiendo con la historia, tampoco pasarían mucho más que simples horas para que todo volviera a cambiar radicalmente o, al menos, lo pareciera. Que a pesar de que me prometiera intentar olvidarte y, contigo, todo lo demás, no hacía falta gran cosa para olvidar esa misma promesa que me hice al corazón... aunque para entonces el corazón estaba todavía convaleciente de su última caida a bordo de esta montaña rusa...

domingo, 7 de noviembre de 2010

En medio estoy, en medio...

"En medio estoy, en medio
de mis ideas y mis sentimientos;
a un lado el mar y al otro el cielo.

En medio estoy, en medio
de lo que digo y de lo que pienso;
a un lado el blanco y al otro el negro.

Y no voy a decir nada más,
y no espero que me entiendas;
ya no estoy segura de nada porque yo...

...ya no soy yo, ahora son dos
los que deciden por mí:
mi ángel y mi diablo.
Yo soy así.

En medio estoy, en medio
lo que pregunto, lo que contesto;
a un lado el malo y al otro el bueno.

En medio estoy, en medio,
entre mis fallos y mis intentos,
en medio de la esperanza y el miedo.

Y no voy a decir nada más,
y no espero que me entiendas;
ya no estoy segura de nada,
y no encuentro el centro
donde poner mis pies
para poder esclarecer
entre mentira y verdad,
para encontrar seguridad,
para encontrar un mar profundo para anclar,
porque yo...

...ya no soy yo, ahora son dos
los que deciden por mí:
mi ángel y mi diablo.
Yo soy así.

Y no voy a decir nada más,
y no espero que me entiendas;
ya no estoy segura de nada porque yo..."
("En medio" – Ella Baila Sola).

En medio (creo que no lo podría decir mejor esta canción) de la esperanza y el miedo… aún en estos días, siempre hay un momento en que tengo ese sentimiento, aunque lejano, nada tiene que ver con el de hace ya casi un año que voy contando en este blog. Pero sí, ese estar en medio de algo siempre, en medio de las eternas disputas de cabeza y corazón, de querer y no poder, de amar y no ser correspondido, de levantarte por la mañana sin querer tener otro pensamiento que el de la esperanza y acostarte temiendo un nuevo giro de los acontecimientos, temiendo que todavía puedas sufrir más cuando parece que no tienes fuerzas para seguir soñando… en definitiva, sintiendo miedo, porque, como dice una frase que pude leer hace ya mucho en Luna Nueva, "el amor concede a los demás el poder de destruirte". Y muchas veces es así.

Como ya digo, casi ha pasado un año de todo esta parte por la que voy contando todavía pero hay momentos en que parece que estoy ahí mismo, tal vez sólo sea un minuto cada día pero sigue siendo después de tanto tiempo el peor minuto de todos, tal vez sea por el recuerdo que trae consigo, tal vez sea que nunca podré olvidarme de nada, que aún sigo sin hallarme en el mundo o que baste una mirada tuya para que todo vuelva a despertar porque siga enamorado de ti. Hace tres noches tuve un sueño muy extraño (ya es extraño de por sí que yo recuerde alguno de mis sueños…), aparecías tú, con tu sonrisa vista por mis ojos de aquel entonces, donde iluminabas más que el mismo sol y no podía dejar de mirarte mientras pensaba después cuánto me hubiese gustado ver la cara que había puesto en ese momento pues sería todo un poema jejejeje. (Pongo una imagen de una de mis películas favoritas, otra más, que me encanta y a ti tambien te gustaba mucho, donde se puede ver ejemplificado cuál es ese tipo de rostro al que me refiero... La película es "Un paseo para recordar).
Sólo recuerdo una cosa que ni si quiera me gracia escribirlo aquí pero era todo muy real, aparecías sonriente, como hace tanto tiempo y venías para decirme algo, pero yo no estaba por la labor y me iba en otra dirección andando para no cruzarme contigo, pero siempre te veía de frente. Lo que no recuerdo exactamente y es lo único más que tengo en la cabeza era una frase en la que decías algo así como que tú no eras mía, que yo sabía que nunca podrás estar conmigo, pero que yo sí era tuyo… Tal vez parezca cosa de locos, pero sólo puedo suponer que se deba a que el pasado domingo entraste un momento a ver a tus amigas que estaban en el bar donde yo también estaba y cruzaste por el lado de un amigo mío que estaba sentado a mi lado. La verdad es que es muy rara la vez que yo te pueda ver en algún sitio desde hace ya bastante tiempo, aunque sea de lejos, pero es sólo verte y sentir una sensación de miedo recorriendo todo mi cuerpo, un tremendo nerviosismo que hace que no sepa a dónde mirar, es un sentimiento muy desagradable y que es el miedo a ti, a sentirte cerca. Tal vez estas sean las espinas que antes no lograba ver cegado por la esperanza pero que tú, como cualquier otra rosa, también tenías y que hasta hace casi un año me empeñaba en no ver, aunque me quemara y me consumiera por dentro.


Nos situamos ahora en el pasado martes 22 de diciembre, sólo faltaban dos noches para Nochebuena y yo hacía ya algún tiempo que había decidido que, aparte de la cena familiar, el resto de la noche iba a pasarla en casa debido a algún "inesperado" dolor de estómago por alguna cosa que hubiera cenado. Aquella noche estaba hablando por el msn con una amiga de ambos y, deliberadamente o no (aunque a día de hoy eso me importe más bien poco), te metió en nuestra conversación para hablar los tres sobre cualquier cosa, en este caso era la duración de la misa de Nochebuena, al poco rato esta amiga deja de hablar y tampoco pasa mucho hasta que la aparente normalidad de la conversación entre tú y yo termina dirigiéndose hacia otro tema que sabía que sacarías. Me dices que te enfadó lo de la otra noche, que últimamente estaba siendo muy estúpido (cosa extraña pues no hablábamos apenas), que tú ya sabías lo que yo estaba haciendo y que luego no te viniera con historias… sabía perfectamente a lo que te referías y, parece ser, que el hecho de que yo intentara decirte que todo esto de que últimamente no coincidíamos o que yo nunca estaba disponible en el msn no se debía a nada en particular si no que, simplemente, yo andaba algo desconectado de internet y que cuando lo hacía nunca estaba. Sabía que no me creías cuando yo te decía eso, pero lo que tampoco podía hacer era decirte la verdad, decirte que tenía ese sentimiento cada vez que aparecías en el msn, que tampoco te veía por la calle ni salía mucho porque tenía miedo de tener que verte con otra persona, tenía miedo de sufrir más aún cuando ya lo hacía bastante en casa privándome de ti, de hablar contigo, de verte, que era lo que más quería en el mundo. Me dices que no sabes desde cuándo es esto pero que no es de hace tres días, que eres tú quien me habla y que, cuando te respondo, no te respondo estúpido, simplemente, lo hago diferente. También me dices que no recuerdas cuándo fue la última vez que te di un toque al móvil cuando, casualmente, esa misma tarde te había dado uno (pero tú respuesta es que no tienes saldo) y, el viernes anterior, me diste tú uno y también te respondí a lo que respondes que ni te acuerdas. Es curioso, pero cuando te digo que te acuerdas de cuánto puede hacer que no hablamos como antes y no de que esa misma tarde de di un toque al móvil te enfadas aún más, me mandas directamente al carajo con todas las letras y me dices que estás hablando sola, que yo sólo te estoy respondiendo con monosílabos y con preguntas idiotas cuando tú vienes a preguntarme qué me pasa.

Tal vez sea verdad, vienes a preguntarme qué me pasa últimamente que estoy muy desaparecido, pero no lo haces como si fuéramos dos amigos tan importantes como decías en otro tiempo, cuando yo cada día te tenía que preguntar cómo te levantaste y dedicaba el día sólo a intentar sacarte una sonrisa. No creo que fuera la forma más adecuada de preocuparse por un amigo que sabes realmente por qué está tan desaparecido y que, también deberías de saber, lo está pasando muy mal por algo que tiene que ver directamente contigo. En cualquier caso, sólo te dedicas a seguir igual durante toda la conversación, diciéndome cosas como que no quiero hablar contigo pero que luego, cuando "se me despeja la mente" y quiero hablar contigo, pues hay que escucharme. No sé cuánto te terminó doliendo ni cuántas veces me recordarás el mensaje que te mandé en las fiestas del pueblo del año pasado cuando simplemente te recordé que estaba enamorado de ti. Es más de lo mismo, si te recuerdo entonces ahora en los momentos en que has sido tú quien ha pasado de mí, que cuando he ido a hablar contigo ni me has respondido o, si lo hacías, tardabas tres cuartos de hora en hacerlo (todo esto fue, precisamente después de ese mensaje y de hablar y que quedáramos en que seguiríamos como siempre)… tu respuesta es simplemente un "ok". Desde el primer momento de la conversación sé que no voy a discutir contigo por lo que prefiero escuchar y aguantar todo lo que creas que tienes que decir.

Si te digo que sé que no estamos como antes, te vuelves irónica, dices que llevas una hora para sacarme eso y que, cuando te entra sueño es cuando me doy cuenta de lo que me quieres decir. Te respondo que es la forma en cómo me dices todo pero tú me quieres mostrar que estás enfadada y ahora me escribes en mayúsculas mientras me dices que me dices lo que te da la gana y, que si tanto me molesta, que no me hablarás más. Después me recuerdas algo de lo que siempre te excusas diciendo que lo fácil para ti hubiese sido pasar de mí hace mucho tiempo y no lo hiciste, que te has comido muchas cosas por mi culpa porque yo lo tengo fácil al ser el enamorado y, a los ojos de la gente, tú eres la "cabrona". Esto es algo que siempre te rondó la cabeza, el cómo te vería la gente con toda esta historia y te veías en medio de una situación complicada ya que, por una razón u otra, no podías pasar de mí precisamente en ese momento porque, como decías, fui lo que te llenó en todo ese tiempo que lo pasaste tan mal, pero, por otra parte, no querías que la gente te recordara nada sobre toda esta historia de amor ni del daño que podrías hacerme con todo esto aunque yo te dijera que no quería separarme de ti (lógico, supongo). De todas formas, cuando te digo que no me parecía que fuera normal que me dijeras todas estas cosas de esta manera y que, si tan amigos éramos, lo normal sería que, cuando no uno, pues el otro, le preguntara cómo estaba pero no de esta manera, que yo también lo pasaba mal cuando veía que tú lo pasabas mal con esto de que la gente se metiera en cosas que no le importaban y que tampoco me gustaba que la gente te viera así me respondes que todo eso te importa a ti un carajo. Finalmente me dices que no te vaya a decir luego nada porque no me vas a escuchar, me dices: "que te vaya bien, hasta pronto". Mi respuesta sólo es decirte que estás siendo muy injusta y tú me respondes que estás harta ya de mí y que te vas… sólo puedo decirte antes de que te vayas una frase que siempre te decía cuando decías que te ibas cuando hablábamos en todos estos meses: "como quieras", a lo que esta vez añado un: "como siempre", aunque no te da tiempo a leerlo porque ya te has ido.

Y, sí, ahora más que nunca me veía en medio, en medio de mis ideas y mis sentimientos, teniendo a un lado un mar que me terminaría ahogando y al otro un cielo que era inalcanzable y en cuyo camino ya había caído hasta el suelo una y otra vez. Estaba en medio de lo que decía y lo que pensaba, sabía perfectamente que si te hubiera dicho el por qué de este distanciamiento era muy probable que me vinieras con otra cosa, que eso fuera una vez más un problema solo que, esta vez, tú ya tenías lo que querías, estabas más feliz que nunca y, posiblemente, yo era también más prescindible que nunca. Pero aún así me preguntabas, y de esa forma, para lograr que te dijera algo que ya sabías, tal vez por eso que decías de que te gustaba saberlo todo porque eras muy "curiosa", tal vez por la misma razón que hiciste aquel pasado mes de mayo tuviera que confesarte algo que era evidente para todo el mundo ya, también para ti pero que me hiciste confesarte que estaba enamorado de ti… y todo eso, ¿para qué? Para calmar tu "curiosidad", aunque todo aquello fuera a traernos problemas y lo estropeara todo. En cualquier caso, en esta ocasión yo no podía decir nada más, ni siquiera esperaba que lo entendieras porque no estaba seguro de que estuviera haciendo lo correcto, aunque sí es verdad que hubiese deseado otra forma de "preocuparte por mí o por nosotros, pero ahora no era mi sólo mi corazón quien decidía, ahora eran dos los que lo hacían por mí, la cabeza se había ganado su derecho a ser tenida en cuenta después de todo este tiempo a lo que se había unido un corazón en "stand by", con pequeños resquicios de esperanza (y, esa noche, más que nunca antes) y lleno de miedo, paralizado, ahogado en ese mar del desamor y desbordado por una situación en la que sólo quiso hacer lo mejor para intentar salvar algo entre nosotros dos, dejar pasar un tiempo hasta poder curarse un poco sin que tú tuvieras que oír nada… pero no lo entendiste, parece que no lo querías así o que, simplemente, nunca me quisiste entender, porque creo que en tantos años nunca me preguntaste por mí, aunque no me importaba pues, el saber de tu presencia, hacia el que resto del mundo me dejase de importar. En un momento pude ver lo duro que habían sido todos estos meses sin poder decirte nada de lo que sentía por el bien de los dos, cómo aunque a ti no te gustara el hecho de que tuvieras que cargar con que alguien estuviera enamorado de ti, era yo el enamorado, era yo quien sufría en nombre de dos, era yo quien cargaba y sabía lo que pesaba todo esto, tú me necesitabas y tal vez por eso no me diste de lado cuando eso "hubiese sido lo más fácil para ti", yo lo sabía y por eso no quería fallarte en ningún momento, por eso anteponía nuestra amistad a todo el amor que pudiera sentir…

A la mañana siguiente seguía sin creerme demasiado todo lo de la noche anterior, aunque sabía que no había sido ningún sueño pues la noche me la había pasado recordando cada palabra que me habías dicho. Tal vez fuera este un punto de inflexión en todos estos años de relación, tal vez debía empezar a pensar que este había sido mi último viaje en esa montaña rusa que ningún bien me hacía… empecé a pensar en aquellos días, por primera vez en todos estos meses, qué había sido de todo tiempo, qué cosas habían sucedido a mi alrededor o, a mí directamente, y de cuántas había sabido disfrutar por estar pensando en ti, por dedicar horas llorando solo en casa después de haberme desfondado en sacarte la sonrisa para que tu día fuera un poco más feliz a costa de mi propia felicidad, pensé de cuántas horas llegué a pasar llorando escondido por asuntos que tal vez merecían sonrisas… en todo este tiempo habían pasado, seguramente, muchas de las cosas más maravillosas que le podrían haber pasado a cualquier otra persona. En aquellos meses en los que sólo viví para ti me había sacado el carnet de conducir (aunque no sea un gran logro :S), pude disfrutar enormemente con un musical como fue el de "Hoy no me puedo levantar", vi casarse a mi única hermana y, ese mismo día, vi también sonreír como nunca a ella, a su marido, a mis padres, mis abuelos… por supuesto, también yo, aunque durante la misma cena mis amigos me dijeran que parecía que ni siquiera estaba allí; viví una de las más grandes experiencias que he tenido nunca recorriendo el Camino de Santiago, donde conocí a grandes personas y compartí muy buenos momentos, pude terminar mi carrera en septiembre viendo la alegría en las caras de mi familia pues lo deseaban mucho más que yo mismo, volví a irme a vivir fuera de casa para empezar a estudiar otra carrera, pude ver el extranjero (sí, Gibraltar, quieran o no, hay que pasar unas fronteras y todo…), a pesar de que la misma noche anterior me revelaras que tenías un "ligue" sólo fuera a ese viaje por no dejar tirados a mis amigos, con quien luego pasé un gran día, nada comparado con el que habría pasado en casa pensando en otras cosas… A pesar de todo, en cada uno de esos momentos, siempre tengo también el recuerdo que tenía en cada uno de ellos hacia ti, qué estabas haciendo o si algo te sucedía durante cada una de esas fechas. Es curioso, pero no serían ninguno de éstos los últimos, al día siguiente, después de muchos días diciendo a mis amigos que los vería en la noche de Nochebuena, aunque algunos ya se imaginaran que no iba a aparecer e, incluso, la razón, no aparecí (es por eso mismo por lo que alguno me llamó varias veces diciéndome que vendría a recogerme al campo donde estaba cenando), después de la cena familiar me fui a casa, apagué el móvil y me acosté. No quería ninguna emoción para ese día, no quería ver a la persona más especial para mí en el mundo, no quería que ese día fuera recordado especialmente por mí…

Aunque después te lo llegaras a tomar medio en broma cuando te decía que aquella noche parecías endemoniada y decías que no fue para tanto yo ya había entendido la esencia de todo esto, para ti todo esto de preguntarle a tu enamorado (parece ser, que no tu amigo) había supuesto para ti una especie de rebaja personal, algo que no tenías por qué hacer y que,en todo caso, a mí, que para algo era a quien le preocupaba el otro o los dos. De cualquier modo me parecía que lo más inteligente y más razonable era callar, escuchar que dijeras todo lo que tú creyeras que tenías derecho a decirme de ese modo y esperaren silencio, escondido donde no pudiera complicar algo más todo esto, seguir desaparecido para no transmitir todo el dolor que, ahora sí, me habías causado tú directamente con tu actitud tremenda. Debía esperar para ello el tiempo que fuera suficiente, qué más iba a dar, sólo era Navidad, una fiesta más sin poder pensar en alguien que no fueras tú y en tu felicidad... Detenerse, tragar saliva, respirar hondo y seguir adelante...

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Qué me queda sin tenerte...

“Sentado en lo alto del tejado
donde no espero a nadie
miles de preguntas se amontonan
y tú no vas llegando.
Tu sin razón no sabe de nadie,
hoy el perdón no entiende de bailes.
Llevo varios días paseando
sin parar por tu mente,
busco la respuesta y no comprendo
tu forma de marcharte.
Qué voy hacer sin poder hablarte,
cómo volverte a ver, cómo inventarte

Qué me queda, sin tenerte
qué me queda, qué te llevas
si esta vida es lo que queda.
A qué esperas pa’ olvidarme
no me inventes mas desastres.
Si despojas mis verdades
qué me queda
qué te llevas
qué me queda
qué me dejas.

Pierdes la paciencia y yo la entiendo
pero no sé esperarte, cuento lo que queda
y sólo pienso dónde pude fallarte.
A dónde voy, a dónde vas,
vuelve a mi parte.
Cómo volverte a ver, cómo olvidarte.”

(“Qué me queda”, Antonio Orozco).

En los últimos días me he acordado mucho de ti, no sé realmente por qué, tal vez porque cuando intento ponerme a estudiar y tengo que desconectar de todo aquello que utilizo para no pensar se me viene a la cabeza tu recuerdo. He pensado en dejarte algún mensaje, preguntar cómo estás, desearte suerte para tus exámenes… no sé, quizás sea que hoy he visto una de mis películas favoritas (si no la que más) en la televisión: “La boda de mi mejor amigo”, tal vez sea que me ponen demasiado tonto estas películas a pesar de que sean las que más me gusten…


Para mí, esta imagen de arriba es de la mejor escena de la película, no puedo verla sin emocionarme tremendamente. Pero hay otra, ya casi al final, un diálogo que iba a poner en vez de una canción hoy aquí en el que Julianne (Julia Roberts) besa a Michael (Dermot Mulroney) después de decirle que le quiere y los ve la prometida de éste, Kimi (Cameron Diaz), quien sale corriendo al ver la escena y tras la que sale corriendo Michael quien, al mismo tiempo, es seguido también por Julianne. Justo después cada uno se monta en un coche (excepto Julianne que coge el camión del catering) y se produce la escena concreta a la que me refiero donde cada uno de ellos persigue a su amado. En plena persecución, Julianne llama por teléfono a un amigo para decirle que su plan no ha funcionado y le explica lo que sucede a lo que él responde:

- ¿Michael persigue a Kimi?
- ¡Sí!
- ¿Y tú persigues a Michael?
- ¡¡Si!!
- ¿¿Y a ti quién te persigue?? ¡Nadie!, ¿lo captas? ¡Ahí está tu respuesta!

Seguramente, muchos nos hayamos visto en medio de este tipo de “persecuciones”, corriendo detrás de tu amor cuando él o ella corría siguiendo al suyo, que no eras tú. A pesar de saber que no eres el elegido seguías corriendo, luchando por tus sueños, por conseguir lo que más quieres… en ese tipo de situaciones no valoras las cosas como lo puede hacer alguien desde fuera, no pareces ver que no es detrás de ti de quien corre la persona a la que amas o, simplemente, no quieres verlo y te agarras a cualquier resquicio de esperanza para seguir soñando… el problema es cuando ese sueño va convirtiéndose en algo más parecido a una pesadilla.

Después de aquella noche del 6 de diciembre empecé a sentirme desubicado de todo lo que rodeaba, me sentía un extraño en un mundo que me parecía demasiado grande y que me empezaba a asustar. Tal vez fuera porque hasta entonces y durante más de tres años pero, especialmente desde el mes de abril, mi mundo sólo fuiste tú. Pensé en esos días en que no sería precisamente lo que más me apetecería el tener que escuchar sobre el hecho de que tuvieras un “ligue” y la gente me dijera algo conforme se fuera enterando de un hecho que yo tuve el privilegio de saber antes que la mayoría por ti misma.

Preferí entonces volver a estar un poco desaparecido, no coincidir mucho contigo por el msn, tampoco tenía demasiadas ganas de salir el fin de semana porque no quería encontrarme a nada ni a nadie. A veces, incluso usaba una dirección de correo antigua donde no tenía a la tuya para conectarme, aunque me pareciera una tontería hacerlo, las otras ocasiones que usaba la mía siempre estaba como ocupado, así no veía quién entraba ni quién salía. Seguramente parezca un comportamiento demasiado infantil pero era lo que más convenía a mi corazón en aquel momento, pues en aquellos días me sentía un extraño en medio de este mundo, me sabía ausente en cualquier lugar en que me encontrara porque la cabeza estaba ocupada en otras cosas, en mostrarme una y otra vez el doloroso recuerdo de tu ausencia aunque, en realidad, quien había “desaparecido” era yo. Escondiéndome del mundo mientras veía cómo todo lo que había construido en mis sueños se precipitaba encima de mí y me iba devolviendo a la realidad mientras yo me iba sintiendo cada vez más y más pequeño…



En cualquier caso, pasa esa semana y, ya el fin de semana siguiente no aparezco tampoco demasiado por el msn ni tampoco salgo a la calle hasta el mismo domingo, que dejo puesto el Messenger con el estado diciendo que he salido a ver el fútbol fuera de casa. Estoy un par de horas fuera y cuando llego a casa es con el tiempo necesario para terminar de preparar la maleta para volver a irme para la ciudad, pues dentro de un rato vendrán a recogerme mis amigos en el coche. Cuando llego al ordenador veo que me has saludado y te respondo, pero no me da tiempo a hablar mucho porque me pita un coche desde la puerta de casa y me tengo que ir corriendo. Te mando algunos sms por el camino y tú me respondes diciéndonos simplemente tonterías. Al llegar al piso y haber arreglado todas mis cosas allí me conecto al tuenti desde el móvil y te digo alguna tontería, por hablar de algo, acerca de que el estado que tienes puesto me lo iba a poner yo y te pregunto que si vino ayer tu hermana de Inglaterra. Tu respuesta es preguntarme quién soy, que sólo te suena mi nombre… ya sé que es en plan broma, pero conforme vamos “hablando” algo me respondes a veces que no me recuerdas con tantas “ganas de guasa”, que tal vez sea del tiempo que llevamos sin hablar, cuando yo lo que pretendo es aparentar normalidad sabiendo que realmente me alegra saber de ti pero que en este momento no me hace demasiado bien ni siquiera el saberlo, porque me hace entristecer, porque me recuerda que el sueño es sólo eso, un sueño imposible, porque me recuerda que sigo dando más de lo que puedo por ti aunque ahora, menos que nunca, puedas apreciar lo difícil que es para mí todo esto. Me preguntas que cuándo nos veremos un día por allí, no sé ni siquiera para qué me haces esa pregunta aunque te digo que cuando tú quieras, que eres tú quien siempre está ocupada. Incluso me cuentas que ya no pasas por mi puerta para ir a clase, que coges por otro camino que dices que es más corto cuando no es así aunque, bueno, es evidente que lo haces para que no nos encontremos. No hablamos mucho más, cuando me doy cuenta es muy tarde y me voy a dormir, aunque tampoco consigo dormir demasiado porque no puedo evitar sentir una sensación de miedo constante. Siento que lo que más quiero en este momento es correr a verte, a pesar de que llueva, eso es lo de menos, correr a tu ventana y gritarte cuánto te quiero mientras tú me observas como loca de contenta antes de bajar corriendo con la más iluminada de tus sonrisas… pero parece que todo eso empezó a perder su sentido o su credibilidad incluso para el mundo de mis sueños, que cada día la lucha será enterrar con un poco más de fuerza dentro de mí cada uno de esas palabras que nunca te pude decir y que, ahora, tampoco es el momento de poder decirte “te quiero”.


Pero la vida seguía fuera de mí y el mundo no iba a detenerse a esperarme, ese mismo fin de semana había comentado en casa mi intención de presentarme el día 18 a una prueba de idiomas que formaba parte del proceso para la beca de intercambió que había echado hacía unas semanas y tampoco fue aceptado con gran alegría el hecho de que yo pudiera irme un año al extranjero, solo y lejos de casa. Es por todo ello por lo que esto fue un añadido a lo que ya tenía en mi cabeza durante las 24 horas del día para dedicar el día a pensar o, dicho en otras palabras que se aproximan más al hecho, a “ralladeras mentales”. Pensé entonces que ni siquiera debería presentarme a este examen para la Erasmus, aunque hubiera una parte de mí que me decía que lo hiciera porque podría ser algo que me ayudar o, dicho en otras palabras, algo así me vendría muy bien para espabilarme (no sé cuántas veces habré oído eso…). Aparte de un amigo del pueblo, una de la facultad, de haberlo comentado con compañeros de piso y, ahora, habiéndolo dicho en casa a mis padres, nadie más sabía nada de esto y tampoco se servían de mucha ayuda las cosas que me pudiera aconsejar, sobre todo, porque tampoco hacía caso de ningún argumento basándome luego, en mis ratos reflexionando a solas, que ellos no vivían mi vida, no podrían imaginarse lo difícil que se me hacía cada cosa por mínima que fuera y que, seguramente, esto de la Erasmus, también podría terminar convirtiéndose en un problema para mí, que tan grande me parecía todo en un mundo que giraba demasiado deprisa alrededor mío, cansado y, a la vez, asustado de sus inesperados giros para un soñador como yo, giros que me devolvían a la realidad, que era el lugar donde no quería aparecer en esos momentos.

Finalmente hice la prueba, mal y rápido, pero repitiéndome que siendo así las cosas, dejándolas a su ritmo poco a poco, sería lo mejor para mí. El tiempo pasó también y en ese mismo fin de semana tampoco hablamos nada, es más, sólo te vi el sábado por la noche pero no estuve contigo apenas tiempo. Tampoco sabía muy bien de qué hablar contigo porque, realmente, el simple pensamiento de poder encontrarme contigo me daba miedo. Quizás sea por ello por lo que pensé que lo mejor sería cualquier tontería que sirviera para aparentar normalidad y creo que ni siquiera llegamos a hablar nada, simplemente pasando te di una torta en plan broma, a pesar de que sabía cuánto te enfadaban aunque no pretendiera eso, simplemente fuera mejor cualquier tontería de estas para comenzar en ese momento o en cualquier otro una conversación de frases sin sentido, de decir tonterías para reírnos o, simplemente, decirme como si estuvieras enfadada cualquier cosa. Pero no fue ese el efecto que tuvo ni por asomo. La aparente normalidad sólo duró el tiempo que estuvimos separados, en el momento en que te vi sentí temblar todo mi cuerpo y deseé salir corriendo a casa, el simple hecho de recordar todo lo doloroso que habían sido los días anteriores e, incluso, los meses anteriores o los años, hacía que mi pena me fuese devolviendo repentinamente a esa realidad que tanto miedo me daba. Tú, estabas distante, sabía perfectamente que te habías dado cuenta de que, a pesar de que nuestro medio de comunicación por excelencia durante 4 años (el Messenger) no estuviera a mi alcance durante el tiempo que yo estaba en la ciudad, tampoco los fines de semana estaba muy “disponible” para hablar con alguien. Imaginabas un por qué en el hecho de que últimamente apenas recibieras un toque mío o un mensaje, salvo en ocasiones en que lo hacía, precisamente y como en todo lo demás, como si no pasara el tiempo (que, aunque a mí se me hiciera eterno el transcurrir de los días, tampoco llegaron a pasar ni dos semanas), hablándote de cualquier cosa, tonteando o picándote por cualquier tontería para reírnos un poco en esos momentos en que nadie podía ver mis lágrimas. Tal vez no tuviera nada que decir porque lo que más deseaba eran precisamente las palabras que no podía pronunciar.


Tal vez no era la mejor ni la forma más madura de comportarse, pero era la única forma que creía que podía ayudarme a intentar curar un poco una herida que había dejado un hueco demasiado grande en mi pecho. Sólo podía dejar pasar el tiempo, que para mí lo hacía muy lentamente y convirtiéndose en algo cada vez más pesado de llevar, haciendo de una sonrisa una carga que no deseaba portar en mi rostro pues era algo que, después de tanto tiempo, también formaba parte de algo irreal, del mundo de mis sueños, del amor imposible, de aquellos cuentos de príncipes azules y princesas que nadie veía más que yo y que no me importaba hasta entonces, cuando todo se derrumbaba sobre mí y ya no tenía ganas de soñar pues todos mis sueños eran ahora pesadillas. Porque me había dado cuenta de que corría detrás de un amor que no era a mí a quien seguía pero que, a pesar de todo, mi corazón le seguía repitiendo a mi cabeza (a pesar de que a estas alturas no gozaran de mucha credibilidad ante ella sus sentimientos pues la razón parecía la única fuente de verdad en todo esto) que debía seguir corriendo tras mis sueños, tras el amor de mi vida...

domingo, 29 de agosto de 2010

Incluso en estos tiempos, en los que soy feliz de otra manera, todos los días tienen ese instante en que me jugaría la primavera por tenerte delante..

"Incluso en estos tiempos
de volver a reír con los amigos,
todos los días tienen ese rato
en el que respirar es un ingrato
deber para conmigo.
Y se iría el dolor mucho más lejos
si no estuvieras dentro de mi alma,
si no te parecieras al fantasma
que vive en los espejos.

Incluso en estos tiempos
triviales como un baile de disfraces,
todos los días tienen unas horas
para gritar al filo de la aurora,
la falta que me haces.

Incluso en estos tiempos
de aprender a vivir sin esperarte,
todos los días tengo recaídas
y aunque quiera olvidar no se me olvida
que no puedo olvidarte."

(Joaquín Sabina, "Incluso en estos tiempos").

“¿Y ahora, qué?”, sigue repitiéndoseme esa frase (que lleva por título aquella canción de Conchita) una y otra vez que no me quedó nada de ti más que un triste recuerdo, una gran sensación de vacío y canciones que sólo me saben a melancolía donde la propia palabra “esperanza” escuece… incluso en estos tiempos en que parece que nos son los días en que dejé de darme cuenta que el mundo seguía girando a mi alrededor hace demasiados meses las cosas mantienen un color triste, decaído, el mercurio intenta escaparse de los termómetros mientras la gente encuentra poesía en letras de Estopa que llevan cantando sin darse cuenta desde hace diez años… yo me quedaba hace bastante con una frase que me invitaba a levantarme después de cada caída y es “que si me paras los pies, me salen alas”. Tal vez no pueda encontrarse mucha poesía en esa frase, pero una buena letra acompañada de una música que te anime puede alegrarte un poco la cara en un momento triste… al menos conmigo siempre funcionó.

Incluso en estos tiempos… hoy me di cuenta una vez más de todo el tiempo que ha pasado y sigue pasando ante mis ojos que, a pesar que vuelvo a reír con los amigos (porque ahora los veo) han pasado meses y meses de todo lo que estoy contando. Ayer mismo me preguntaban cómo era posible acordarme de tantas cosas, en aquel tiempo no suponía ningún problema, al contrario, era algo de lo que sentirse orgulloso el conservar cada recuerdo por simple que fuera como el mayor de los tesoros para luego recordártelos con toda la ilusión del mundo mientras tú no te acordabas de nada, aunque eso no importaba pues para mí no dejaban de ser algo valioso. El problema es que con el tiempo fueron devaluándose, quizás algunos cayeron en el olvido pero otros siguieron asomando para recordarme dónde me hallo ahora, todo lo que he conseguido o, posiblemente pueda decir, lo que he terminado perdiendo por darlo todo por un sueño. Llegué a pensar en estos días en el amor como un lastre, como algo que nos convierte demasiado vulnerables a las personas que sentimos y podemos llegar a sentir algo grande por otra persona con el corazón sin que haga falta que ella haga nada por ti. A veces no hace falta para descubrir que es esa persona con la que llevamos soñando toda la vida y, cuando por fin la ves, piensas que es ella y sólo piensas en cómo hacer todo lo posible para que sea feliz, intentas acercarte, intentas hacerte amigo suyo… yo llegué a creer todo eso de que era una de las mejores cosas que te habían pasado en la vida, que era, si no el mejor, uno de tus mejores amigos, llegué a creer ciegamente en cada una de tus palabras aunque a veces me doliera, aunque pudieran hacerme soñar y poco después despertarme dándome contra el sueño… todavía duele recordar cómo podía pasar de un estúpido éxtasis de felicidad a sentirme totalmente abatido, pero volver a levantarme y luchar por ese sueño que era el que me hacía levantarme cada mañana. Incluso en estos días, meses después de todo esto, sigue quemándome esa sensación de abatimiento, de darlo todo por nada, de intentar hacer feliz a alguien que sólo te devuelve espinas en ninguna rosa.


Nos situamos en el pasado mes de diciembre, el día 3 salí de clase y me habían estado llamando al mediodía mis compañeros de piso y algunos amigos para tomar algo, cuando los vi decidimos ir a un bar que no quedaba muy lejos pero, tras un rato andando, sentí una extraña sensación por todo el cuerpo, más miedo que otra cosa, miedo de verte, de cruzarme contigo y que sucediera lo que sucedió. Tú ibas con algunas amigas y yo también, cuando nos encontramos todos a la misma altura nos paramos un momento para saludar pero ni siquiera me miraste, miré varias veces sin que lo hicieras y se me hizo el tiempo larguísimo antes de desear irme corriendo a casa, pero finalmente cada uno siguió su camino.

Llegó el fin de semana y el sábado día 5 te vi en el msn y te pregunté algo que no dejaba de repetirse en mi cabeza desde hacía dos días… “cuando decías eso de ‘por la calle, lo mínimo’ ¿era a eso a lo que te referías?”. Me sentí una vez más un estúpido, el mayor de los idiotas, pero tenía que preguntarlo y tu respuesta sólo fue que fui yo quien pasé de ti y que tú no ibas a estar siempre detrás de mí para hablarme. Me pareció muy curiosa la forma en que lo describiste cuando me dijiste que cuando me veías notabas que yo ponía una cara siempre de cómo si me sorprendiera verte y que me comportaba como si fuera una estatua. La respuesta a eso es bastante lógica, aunque no te la di en ese momento por lo evidente que me parecía, todavía puedo recordar cómo temblaba cuando te veía a lo lejos, siempre quise ver mi cara en ese momento, cómo se iluminarían mis ojos, como me pondría nervioso y no sabría dónde mirar para que quienes fueran conmigo no me notaran todo lo que me estaba pasando. Finalmente me dijiste que ibas a hacer eso siempre porque no estabas dispuesta a hablarle a una estatua… y como una estatua me quedé en ese momento, la verdad es que no supe qué responderte y me despedí. Después de estar un rato en mi habitación pensando una y otra vez en todo eso sólo pude decirte una cosa en un sms que te mandé al poco rato: “si te vieras con mis ojos entenderías por qué parezco una estatua o como si me sorprendiera tanto cada vez que te veo”.

No me respondiste, según tú, porque no sabías qué ponerme. Yo sólo te respondí entonces (ya hablando el domingo 6 por la noche en el msn) que no era un mensaje para que me respondieras. Esa noche nos quedamos hablando hasta algo tarde a pesar de que al día siguiente quedé temprano para ir de viaje con unos amigos a los que apenas veía. Me preguntas de repente medio de broma que si fui el otro día a ver una película con una amiga al cine y, cuando te digo que sí, te pones a hacer comentarios tontos que sabes que no me gustan, sobre todo, porque es de ti de quien estoy enamorado y tú lo sabes (o deberías saberlo ya a estas alturas).

Cuando pasa un rato me veo ya por qué me has preguntado por eso sin venir a cuento… me dices que tienes un ligue, ese amigo tuyo que surgió en estas últimas semanas. Me dices que no pensabas decirme nada, que hoy se lo has contando a tus amigas porque no podías más, me cuentas también que era algo que era cuestión de tiempo y que el pasado lunes día 30 te decidiste a dar el paso y que no te equivocaste. Después me dices que de todas formas yo terminaría enterándome por ahí y que sentías que, de alguna forma, deberías decírmelo tú, que te gustaría saber lo que pienso aunque tampoco va a ser algo que vaya a influir decisivamente en ti, lógico. En esos momentos siento que no caigo como otras veces, me siento suspendido en el aire y me invade un tremendo vértigo, notando cómo el miedo se va extendiendo por cada rincón ante la mayor y más temida de las caídas que haya podido experimentar… pero no se produce algo repentino, siento que es en ese momento cuando empiezo a caer lentamente mientras no puedo dar ni un solo grito, tengo que aguatar guardando el aliento porque no sé cuánto durará la caída o si, ni siquiera podré volver a levantarme después… la sensación nada tiene que ver a la de otras veces, ahora empieza una caída de la que todavía no llegué a levantarme porque, realmente, ni siquiera sé si llegué a tocar totalmente contra el suelo.


En esos momentos no puedo dejar de oir dentro de mí cómo mi cabeza repite una y otra vez a mi corazón lo que más puede dolerle en este momento, en cualquier caso no es culpa de nadie aunque no puedo dejar de sentirme un idiota como tantas y tantas veces, simplemente... una vez más, tal vez sea eso, que soy el idiota de toda esta historia una vez más una de las cosas que más daño me hacen en ese momento. En cualquier caso seguimos hablando tan normal y no puedo dejar de pensar en cómo será tu Navidad, puesto que lo había pensado ya muchísimas veces cuando algo de esto( y, más desde la reaparición de este amigo tuyo) pudiera suceder y tuvieras que ver a tu ex, quien pertenece a tu grupo de amigos y para entonces tendrás que verle casi a diario y era muy probable que volviera a no dejarte en paz. Parece no preocuparte demasiado todo eso, por lo que, cuando no tengo más nada con lo que desviar la atención de mi corazón y empieza a dar gritos dentro de mí sólo te digo que tengo que marcharme, puesto que es tarde al día siguiente había planeado con unos amigos ir de viaje.

No fue una caida más, no fue tampoco la peor de ellas, ni siquiera la última... todo sigue siendo como ayer o, a día de hoy, podría decir que anteayer. Sigue siendo doloroso recordarlo, es una de las razones por las que si sigo escribiendo a este paso pasará un año de las cosas que escribo aunque pronto comenzará a correr el tiempo, los meses, casi como en la película de "Eclipse"... Un corazón roto pero de forma muy distinta a como ahí ocurre y por las razones que también ahi ocurre.
Quizás no sea bueno para mí el escribir como pensaba que era hace más de un año... pero pienso que tengo que seguir contando mi pequeña historia.
Muchas gracias, me hacen mucho bien los comentarios y el saberme leído y comprendido.
Un saludo! Prometo volver cuando termine los exámenes de septiembre ;D

jueves, 17 de junio de 2010

Me dices que yo...

"Dices que yo
no tengo casi nada en la cabeza.
Me miras, me juzgas, me condenas
¿qué importa mi opinión?


Dices que yo
no he combatido en un millón de guerras,
que me da igual la voz de la experiencia.
Dices que yo, me dices que yo...


Dices que sólo soy una veleta
la que el tiempo se lleva sin querer.
Dices que sólo soy una cometa
que se eleva y que un día va a caer.


Dices que yo
a veces te resulto incomprensible,
mitad vulgar, mitad un ser sensible.

Dices que yo
escribo sólamente tonterías,
el blues de una generación perdida.
Dices que yo... me dices que yo...


(...)

Si yo pudiera me llevaría la tristeza
de tu cabeza, de tu cabeza...
Dices que me pierdo a cada instante,
que el futuro está en el aire y mi vida va al revés.

Ya sé que siempre dices lo que piensas,
por eso siempre escucharé aunque me duela."

(Amaral - "El blues de la generación perdida").
Es curiosa la forma en que me suena por dentro una y otra vez la dichosa frase "dices que yo, escribo sólamente tonterías, el blues de una generación perdida", curiosa porque me hace ver que realmente escribo una parte de la historia de mi vida y que, si alguien sigue leyendo esto con alguna periodicidad deberá suponer que el final de ésta no era el soñado por mí en aquel tiempo... la verdad es que no.


Me gusta mucho esta canción y, como casi siempre, tampoco había puesto la atención necesaria en la letra hasta hoy, donde he descubierto todo lo que dice acerca de aquellos días, semanas o meses... quizás creías que yo no tenía nada en la cabeza, pues siempre te pareció algo "poco serio" y algo más como un capricho tonto mío el hecho de estar enamorado, así me lo hacías saber... y lo hacías porque decías siempre lo que pensabas, y yo siempre estaba dispuesto a oir cualquier cosa de ti, todo lo que necesitaras decir, por mucho que terminara doliéndome la realidad o lo que se te pasara por la cabeza en un momento dado... cualquier cosa que te preocupara también me preocupaba a mí. Y todo esto me hacía "mitad vulgar, mitad sensible", porque al final siempre tenía las de perder yo, porque, a fin de cuentas, era quien tenía que callar a un corazón cuando más quería gritar, porque era yo quien sufría por los dos y quería hacerlo, porque era yo el único que pensaba en dos o, incluso, en alguien que no era yo mismo, porque estaba enamorado... porque el amor nos vuelve así a veces.


Y, sí, terminé siendo esa cometa que aún atada a una cuerda que impedía que pudiera volar por sí misma, intentaba volar sabiendo que caería una y otra vez y que soñaba mientras caía cómo volvería a levantar el vuelo para luchar por sus sueños. Por eso mismo me perdía a cada instante, por eso mismo mi futuro y mi presente por aquel entonces estaban en el aire y mi vida del revés, porque hice algo que para alguien como yo es impensable, porque me fui a vivir fuera para poder sentirte cerca, para poder ayudarte y no perder esa sensación de ser alguien importante en tu vida, porque empecé a estudiar algo que terminó convirtiéndose en una pequeña condena a pagar por haber cometido semejante estupidez por amor... por darlo todo por un sueño que nadie más veía y que todos me decían que era una equivocación... quizás por eso mismo aquella cometa terminó estrellándose contra un árbol mientras caía...


Nos situamos ahora por el pasado 19 de noviembre, cuando a las 9:00 de la mañana recibo un sms tuyo donde me dices que la noche anterior estuviste en el piso de una amiga común que tenemos (aquella que siempre me decía que te veía como su hermanita pequeña), me dices que estuvieron diciéndonte ella y otra amiga que "pobrecito yo", que por qué has sido así conmigo sabiendo que estaba enamorado de ti y que no deberías hablarme... me dices que pasas de esto, que vale que sigamos siendo amigos pero en la calle lo mínimo y que pasas de historias... y terminas diciéndome en otro que no me volverás a hablar si les digo algo a ellas.

Es curioso, pero sólo te puedo responder que hagas lo que creas que tienes que hacer, que si crees que tienes que pasar de mí pues que lo hagas, que si "por la calle lo mínimo", también; que "pases de historias"... que quizás he sido demasiado egoísta y borde contigo mientras tú eras la incomprendida por todos. Te digo una vez más que cada cosa que hice en este tiempo fue pensando en ti y que por eso no tengo nada que echarte en cara pues, seguramente, lo volvería a hacer. Te pido que vuelvas a leer lo que me has mandado a ver si te parece muy normal y que no dejes de hacer nada que quieras hoy. En los siguientes sólo te digo que siento haberme convertido en un problema para ti cuando siempre quise ser lo contrario y que, tal vez, el problema fuera que tú nunca creiste lo que te decía ni que me comprendiste o, tal vez, que nunca quisiste hacerlo. Que quites de tu vida cada cosa que te hace sentir menos feliz y que, si yo soy una de esas cosas, que hagas lo que creas que tienes que hacer pues no sería la primera vez que dejaras de hablarme. Sólo te digo al final que no estás sola en esto... de repente no me respondes más a estas cosas y me envías otro sms preguntándome por una botella de una compañera de piso tuya que está en el mío, que si habrá alguien allí para ir a recogerla, te digo que ya se la bebieron ellos y luego nos llamas ladrones en plan coña... es curioso, la verdad es que sí, de repente todo el dramatismo de una situación que me hace temblar durante la mañana de clase y que no pueda aguantar alli mientras tú tienes esa capacidad para desconectar rápidamente y hablar de coña como si nada cuando hacía unos minutos decías que no deberías hablarme... por suerte o por desgracia, yo nunca tuve esa habilidad para cambiar de ánimo tan rápidamente, mis caídas siempre duraban demasiado.

Desde entonces todo parece volver a una calma que tampoco puedo saber muy bien cuánto durará, la historia de casi siempre, pues no existe nunca una solición diplomática a todo esto como siempre digo, y el "olvido" o dejar a un lado por un tiempo como si nada todo esto tampoco era ninguna solución...

Así que, con la aparente normalidad de siempre, seguimos adelante.El lunes, cuando llego a la facultad, te mando un sms contándote cosas y, de camino por saber de ti y todo como si nada, todo volvía a ser normal, aunque intento ya desde aquel momento dejar de aparecer tanto, tal vez sea mejor así para los dos. Me acuerdo mucho por aquel entonces de cuando leía la saga Crepúsculo (lo siento, me gustan las cosas estas) y lo mucho que me recordaba en ocasiones a nosotros. Ahora, concretamente, me acordaba al momento en que Eduard decide irse con su familia en "Eclipse" y, para ello le dice a Bella que no está enamorado de ella. La frase que cojo de ese momento y que la hago mía de estado es "-Te haré una promesa a cambio - dijo". Es cuando Eduard promente desaparecer completamente de la vida de Bella, como si "jamás hubiese exisitido" a cambio de que ella le prometa seguir adelante, cuidarse e intentar volver a ser feliz.

Sí, quizás sea una tontería más o la mayor que haya dicho en casi un año escribiendo aquí pero bueno, me gustan esas tonterías, me gustaba pensar en que el amor de las películas existía, que los finales tristes era una posibilidad remota cuando lo dabas todo y creías de verdad... en fin, todas esas cosas...

De todas formas, no pierdo el contacto contigo, no puedo hacerlo y sí te mando un mensaje de vez en cuando para saber de ti. El mismo jueves me dices que estás por donde yo vivo en pijama porque habéis estado en el piso de unos amigos y me preguntas que dónde estoy. Cuando voy saliendo con mis amigos te veo a lo lejos pero hago como si no lo hubiera hecho esperando que tú tampoco me veas. Luego te digo que ando por ahi con mis amigos. Luego, ya bastante tarde me das un toque y te respondo. Luego veo que me llamas pero no lo cojo aunque me quedo muy intranquilo pensando que podría pasarte algo. Lo mismo pasa al día siguiente, que lo cojo y sale una mujer hablando que no eres tú, por supuesto, por lo que creo que es algún contestador o algo... pero cuando te pregunto al verte por el tuenti tu respuesta sólo es "no haberlo cogído".

De ahí en adelante ya no tenemos el mismo contacto para nada, prefiero no aparecer por el msn o por el tuenti aunque, a veces, sí te pregunto o te mando algo también por móvil para saber de ti, un viernes incluso, que fui a la ciudad con un amigo común, te pregunto si tienes cómo volver para el pueblo, pero me dices que estás en clase y que ya tienes cómo volver. Se hace demasiado difícil el intentar alejarse de alguien de quién estás enamorado y por quien sientes tantas cosas, intento repetirme a lo largo de todos y cada uno de los días que pasan que es mejor así para ti y, posiblemente, también llegará a serlo para mí con el tiempo. Incluso, tengo que aguantar como si fuera un chiste que alguna amiga me diga que la canción "Dime si te vas con él" es mi canción, y me tiene que sonar una y otra vez en la cabeza mientras echo la vista atrás y pienso en si no he sido sólo un entretenimiento o un bufón más que un amigo...

El día 1 de diciembre me mandas un mensaje diciéndome que me notas diferente desde aquel día que me contaste que estuviste en el piso de nuestra amiga, que no aparezco mucho por el msn o que nunca estoy disponible y todo eso. Me dices que no sabes si será mejor así pero que me echas de menos... yo te intento explicar que intenté durante estos días distanciarme un poco y, aunque no fuese algo que me hiciera especial ilusión creía que sería mejor así, que ya intenté hacerlo hacía un año (cuando estabas con tu ex y me di cuenta de que me hacía más mal que bien todo esto de seguir enamorado de ti sin esperanza y en silencio). Que me da miedo incluso la idea porque una vez me deciste que en aquel tiempo me llegaste a olvidar... y me mata la idea de que puedas olvidarte de mí como si nada, porque te quiero y esa es la razón por la que hago también todo esto. Me respondes que no recuerdas haberme dicho eso nunca, pero yo sí lo recuerdo, como cada cosa que me has dicho pensando o sin pensar, sabiendo o no que podría hacerme daño... en cualquier caso no nos decimos mucho más aparte de eso, seguramente sentías también esa "curiosidad" de saber que eran cosas tuyas el que hubiésemos perdido el contacto en las últimas dos o tres semanas...

¿qué importa mi opinión? ¿qué importa la razón? tal vez eso no te importara demasiado porque ahora ya sabías que era yo quien había dejado algo el contacto y no tú, había sido el que decía estar enamorado de ti y no la persona que intentabas explicarle a los demás que era la víctima de una situación donde no existían buenos ni malos por mucho que quisieras verte en medio de este tipo de cosas. Tal vez ahora dejabas de ocupar ese papel que tanto miedo te daba que te asignara la gente que conocía el hecho de que yo estuviera enamorado de ti, y yo ya no era el pobre enamorado sino que, ahora, podrías pensar en que yo "pasaba de ti" por algún tipo de despecho o de orgullo. Tal vez necesitabas pensar que había algún tipo de verdad en eso para tomar algún tipo de decisión que ya habías tomado...