miércoles, 1 de diciembre de 2010

Silencio...

"Ya no tengo palabras,
de todo y de nada el tiempo se las llevó,
sólo queda la noche en mi interior y este frío de amor.
Hoy esta calma que rompe el corazón,
de esta guerra yo he sido el perdedor
y se clava muy dentro este..

Silencio, eterno y mudo como el recuerdo
del amor que tú me diste,
Silencio, tan grande, tan vacío y tan muerto,
cómo quema este dolor del silencio
que llena cada espacio en mi cuerpo,
Cómo duele este silencio de amor.

Qué difícil se ha vuelto
seguir respirando sabiendo que ya no estás,
si pudiera encontrar una razón
que me ayude a entender que no vas a volver
y esta herida que sangra en mi interior,
y esta espina clavada sin razón
y el inmenso dolor de este..,

Silencio, eterno y mudo como el recuerdo
del amor que tú me diste,
Silencio, tan grande, tan vacío y tan muerto,
cómo quema este dolor del silencio
que llena cada espacio en mi cuerpo,
Cómo duele este silencio de amor".


("Silencio" - David Bisbal).

Hace unos días fui con mis padres, mi hermana y su marido a uno de estos grandes almacenes para ver algunas cosas que iban a comprar estos últimos para su nueva casa. Me perdí un poco por alli mientras recordaba la última vez que había estado en ese mismo sitio, hacía unos meses, no mucho antes de su boda que también fueron a comprar algunas cosas alli. Recuerdo cómo me perdía en mi mente mientras nos imaginaba a nosotros haciendo esas compras... recordé incluso cómo en cada una de las bodas a las que fui el pasado año, me decías que siempre que ibas a una te entraban "las ganas de casarte"... me gustaba imaginar cómo sería el momento en que fuéramos nosotros quienes estuvieran ahi ante el altar... a veces me imaginaba más de la cuenta, tonterías como estas pero en las que siempre estabas tú, soñaba siempre con vivir contigo alguno de esos momentos que tanto me habían hecho llorar de ilusión cuando los veía en una película romántica... pero, después, siempre me apenaba demasiado cuando volvía a la realidad y volvía a ser consciente de que todo eso no existía más que en mis sueños, que cada día iba convirtiéndose en algo que ma hacía más daño... el soñar era cada vez más doloroso, porque mi corazón no quería engañarse más a sí mismo. Sin embargo, bastaba con ver tu rostro para que todo el dolor desapareciera una vez más y quisiera volver a soñar sin miedo, sin importarme caer ni sufrir, sin tener miedo a nada.

Todo esto me recordaba en muchas ocasiones (cosa que después alguien me llegó a decir) que era tal vez un poco Ted Mosby (el protagonista de la serie "Cómo conocí a vuestra madre"), pues soñaba con enamorarme de la chica perfecta y vivir con ella la más bella historia historia de amor, casarme... tal vez esa fuera una de las razones por las que a lo largo del curso pasado me enganchara de esa manera a esta serie. Me encantaba la historia de amor de Ted y Robin, cómo a él le brillan sus ojos y su rostro al adorarla mientras la ve (cosa que ya dije aquí en más de una ocasión de que me hubiese gustado ver mi cara al verte alguna vez) y cómo basta una sonrisa para entender de algún modo que a veces no hace falta mucho más para creer que estás enamorado, que no necesitas grandes demostraciones de amor sino que un simple gesto o una mirada son suficientes a veces para sentir tal adoración por una persona. Y, bueno, también decir cómo se convierten en los mejores amigos, todas las cosas que hace él para poder estar con ella, cómo se declara, cuántas tonterías es capaz de hacer para que ella se dé cuenta de que la quiere, cómo incluso se imagina el momento de su boda y casándose con otra persona mientras la observa a ella mientras se miran con el gesto contrariado ambos, cómo no le importa que le digan que no es lo mejor el estar juntos porque cree que ella es la mujer de su vida y sus sueños... tal vez tú supiste aprovecharte de la luz que desprendí al mirarte...
Aunque me pudiera imaginar desde mucho tiempo antes que aquellas no serían mis Navidades más felices y, con el tiempo, fui estando cada vez más convencido de ello, creo que nunca habría podido pasárseme por la cabeza que nuestra amistad podría terminar de una manera tan estúpida. A día de hoy, por mucho que piense y me acuerde más de lo que quisiera de gran parte de esas cosas, todavía me da miedo intentar buscar una explicación, un por qué para que sucediera todo esto, aunque sé que no podría encontrar una explicación, tal vez porque todo era muy simple o porque ninguno de los dos llegamos a entenderlo. En cualquier caso, sabía que lo mejor para los dos era mi silencio, ¿de qué serviría hacerte saber que todo esto me hacía tanto mal? Ahora tú eras feliz y yo debía probar que era cierto cuando decía que lo que siempre busqué fue tu felicidad por encima de todo... incluso de la mía propia.

Y, sí, la Nochebuena fue como tenía planeada desde aquella última noche que hablamos: cena familiar y, después, a casa debido a algún inesperado dolor de estómago o algo parecido. Alguno de mis amigos ya sabían que eso iba a pasar y me llamaron varias veces para venir a recogerme cuando terminara la cena familiar, que era en una casa en el campo, pero les dije que aparecería de todas formas. Pero no me verían ya hasta el sábado 26, que salí y estuve con ellos, a quienes sabían de lo que habían pasado en los últimos meses no hubo que decirles muchas veces que la noche de Nochebuena me había puesto enfermo y que esa era la razón por la que no aparecí, ellos sabían que eso no era verdad. Para esta noche, de todas formas, tampoco estuve gran parte del tiempo con la mayoría de mis amigos, precisamente para evitar todo esto, pero estuvimos fuera hasta tarde. Fuimos incluso a la discoteca del pueblo donde, ya casi al final de la noche vi a tu "ligue", como así me lo habías definido tú, y también me pareció verte a ti, aunque, supongo que, por suerte para mí, mi grupo estaba algo alejado de aquella zona y pude evitar pasar por alli, ni siquiera para ver si eras tú, no necesitaba nuevos sobresaltos inesperados, no los deseaba, los temía. Así que aquella noche, tampoco dió mucho más de sí que el hecho de pensar si me habrías visto y el pensar en que podría tener unas vacaciones diferentes si tuviera el valor necesario para intentar alejarme de todo lo que suponía estar en casa encerrado y escuchándome a mí mismo.

Para la noche del domingo 27 estoy en el messenger y cuando se conecta una amiga que tenemos en común hablamos y, aunque tarda un buen rato, sé que me va a preguntar qué ha pasado. Le digo que te vi la noche anterior en la disco pero que no me fijé con quién ibas aunque los dos lo supiéramos. Me pregunta si sé lo vuestro y, cuando le respondo que lo sé desde el mismo día que ella y el resto de tus amigas lo saben también y que me lo contaste tú misma se extraña, pues me cuenta que la noche anterior tú le comentabas que pensabas que yo estaba "así" contigo porque me habría enterado de lo tuyo con tu nuevo amigo. El resto de la conversación que tengo con ella no es más que intentar que ella comprenda el por qué de que en ese momento tenga menos relación contigo y del modo en que la teníamos, porque no me hacía ningún bien en ese momento y todo lo demás. A pesar de todo no parece entender la razón y sólo me quedo con que dice que es una postura muy infantil todo esto. Estoy seguro de que no ha sido la opción más madura, pero yo sólo evitaba que tuvieras que oir un día que yo me sentía mal, cosas que no tenías por qué escuchar de mí porque ahora tú eras feliz, pero yo necesitaba un poco de espacio para poder respirar o para llorar a mis anchas mientras pasaba el tiempo que fuera necesario. En cualquier caso, a pesar de que no te lo estoy diciendo a ti directamente sé muy bien que ella te cuenta lo que estamos hablando asi que, de algún modo, pienso que así sabrás lo evidente. No me servirá el contar muchas de las cosas que he sentido estas semanas para dormir más tranquilo, seguramente al contrario, porque sé que es posible que me traigan más problemas, pero tú, una vez más, sabrás al menos lo que querías saber, forzarás una situación para simplemente oir algo que ya sabías, algo que yo callaba por el bien de los dos y que nadie más tiene por qué saber, pero qué más da...

En estos días, posiblemente por la efeméride que se avecinaba, apenas si pude dormir. Es curioso pero siempre me terminan sucediendo todas estas cosas en las épocas en que estoy estudiando. Probablemente sea porque es entonces cuando tengo que vaciar la cabeza de cosas inservibles de las que la lleno a diario, que tengo que estar en silencio conmigo y es, precisamente en ese momento, cuando más alto se oye gritar a un viejo conocido que parecía estar algo abandonado a su suerte, un corazón oxidado que se cansó de gritar algo que la cabeza nunca dejó de tener presente pero que prefirió distraerse con ruído mientras pudiera no tener que volver a pensar en ti y en lo que quedó de mí a partir de todos estos meses que pasaron mucho más rápido de lo que podría haberme imaginado. Al principio me atormentaba saber cada mañana que los días pasarían muy lentamente hasta hacerse interminables pero, después, con el paso de los meses, el temor fue otro, precisamente el hecho de que los meses fueran corriendo a tanta velocidad que ni siquiera pudiera darme cuenta, pues ya ha pasado prácticamente un año de todo esto y hoy lo recordé como si fuera ayer.

En cualquier caso, y siguiendo con la historia, tampoco pasarían mucho más que simples horas para que todo volviera a cambiar radicalmente o, al menos, lo pareciera. Que a pesar de que me prometiera intentar olvidarte y, contigo, todo lo demás, no hacía falta gran cosa para olvidar esa misma promesa que me hice al corazón... aunque para entonces el corazón estaba todavía convaleciente de su última caida a bordo de esta montaña rusa...

domingo, 7 de noviembre de 2010

En medio estoy, en medio...

"En medio estoy, en medio
de mis ideas y mis sentimientos;
a un lado el mar y al otro el cielo.

En medio estoy, en medio
de lo que digo y de lo que pienso;
a un lado el blanco y al otro el negro.

Y no voy a decir nada más,
y no espero que me entiendas;
ya no estoy segura de nada porque yo...

...ya no soy yo, ahora son dos
los que deciden por mí:
mi ángel y mi diablo.
Yo soy así.

En medio estoy, en medio
lo que pregunto, lo que contesto;
a un lado el malo y al otro el bueno.

En medio estoy, en medio,
entre mis fallos y mis intentos,
en medio de la esperanza y el miedo.

Y no voy a decir nada más,
y no espero que me entiendas;
ya no estoy segura de nada,
y no encuentro el centro
donde poner mis pies
para poder esclarecer
entre mentira y verdad,
para encontrar seguridad,
para encontrar un mar profundo para anclar,
porque yo...

...ya no soy yo, ahora son dos
los que deciden por mí:
mi ángel y mi diablo.
Yo soy así.

Y no voy a decir nada más,
y no espero que me entiendas;
ya no estoy segura de nada porque yo..."
("En medio" – Ella Baila Sola).

En medio (creo que no lo podría decir mejor esta canción) de la esperanza y el miedo… aún en estos días, siempre hay un momento en que tengo ese sentimiento, aunque lejano, nada tiene que ver con el de hace ya casi un año que voy contando en este blog. Pero sí, ese estar en medio de algo siempre, en medio de las eternas disputas de cabeza y corazón, de querer y no poder, de amar y no ser correspondido, de levantarte por la mañana sin querer tener otro pensamiento que el de la esperanza y acostarte temiendo un nuevo giro de los acontecimientos, temiendo que todavía puedas sufrir más cuando parece que no tienes fuerzas para seguir soñando… en definitiva, sintiendo miedo, porque, como dice una frase que pude leer hace ya mucho en Luna Nueva, "el amor concede a los demás el poder de destruirte". Y muchas veces es así.

Como ya digo, casi ha pasado un año de todo esta parte por la que voy contando todavía pero hay momentos en que parece que estoy ahí mismo, tal vez sólo sea un minuto cada día pero sigue siendo después de tanto tiempo el peor minuto de todos, tal vez sea por el recuerdo que trae consigo, tal vez sea que nunca podré olvidarme de nada, que aún sigo sin hallarme en el mundo o que baste una mirada tuya para que todo vuelva a despertar porque siga enamorado de ti. Hace tres noches tuve un sueño muy extraño (ya es extraño de por sí que yo recuerde alguno de mis sueños…), aparecías tú, con tu sonrisa vista por mis ojos de aquel entonces, donde iluminabas más que el mismo sol y no podía dejar de mirarte mientras pensaba después cuánto me hubiese gustado ver la cara que había puesto en ese momento pues sería todo un poema jejejeje. (Pongo una imagen de una de mis películas favoritas, otra más, que me encanta y a ti tambien te gustaba mucho, donde se puede ver ejemplificado cuál es ese tipo de rostro al que me refiero... La película es "Un paseo para recordar).
Sólo recuerdo una cosa que ni si quiera me gracia escribirlo aquí pero era todo muy real, aparecías sonriente, como hace tanto tiempo y venías para decirme algo, pero yo no estaba por la labor y me iba en otra dirección andando para no cruzarme contigo, pero siempre te veía de frente. Lo que no recuerdo exactamente y es lo único más que tengo en la cabeza era una frase en la que decías algo así como que tú no eras mía, que yo sabía que nunca podrás estar conmigo, pero que yo sí era tuyo… Tal vez parezca cosa de locos, pero sólo puedo suponer que se deba a que el pasado domingo entraste un momento a ver a tus amigas que estaban en el bar donde yo también estaba y cruzaste por el lado de un amigo mío que estaba sentado a mi lado. La verdad es que es muy rara la vez que yo te pueda ver en algún sitio desde hace ya bastante tiempo, aunque sea de lejos, pero es sólo verte y sentir una sensación de miedo recorriendo todo mi cuerpo, un tremendo nerviosismo que hace que no sepa a dónde mirar, es un sentimiento muy desagradable y que es el miedo a ti, a sentirte cerca. Tal vez estas sean las espinas que antes no lograba ver cegado por la esperanza pero que tú, como cualquier otra rosa, también tenías y que hasta hace casi un año me empeñaba en no ver, aunque me quemara y me consumiera por dentro.


Nos situamos ahora en el pasado martes 22 de diciembre, sólo faltaban dos noches para Nochebuena y yo hacía ya algún tiempo que había decidido que, aparte de la cena familiar, el resto de la noche iba a pasarla en casa debido a algún "inesperado" dolor de estómago por alguna cosa que hubiera cenado. Aquella noche estaba hablando por el msn con una amiga de ambos y, deliberadamente o no (aunque a día de hoy eso me importe más bien poco), te metió en nuestra conversación para hablar los tres sobre cualquier cosa, en este caso era la duración de la misa de Nochebuena, al poco rato esta amiga deja de hablar y tampoco pasa mucho hasta que la aparente normalidad de la conversación entre tú y yo termina dirigiéndose hacia otro tema que sabía que sacarías. Me dices que te enfadó lo de la otra noche, que últimamente estaba siendo muy estúpido (cosa extraña pues no hablábamos apenas), que tú ya sabías lo que yo estaba haciendo y que luego no te viniera con historias… sabía perfectamente a lo que te referías y, parece ser, que el hecho de que yo intentara decirte que todo esto de que últimamente no coincidíamos o que yo nunca estaba disponible en el msn no se debía a nada en particular si no que, simplemente, yo andaba algo desconectado de internet y que cuando lo hacía nunca estaba. Sabía que no me creías cuando yo te decía eso, pero lo que tampoco podía hacer era decirte la verdad, decirte que tenía ese sentimiento cada vez que aparecías en el msn, que tampoco te veía por la calle ni salía mucho porque tenía miedo de tener que verte con otra persona, tenía miedo de sufrir más aún cuando ya lo hacía bastante en casa privándome de ti, de hablar contigo, de verte, que era lo que más quería en el mundo. Me dices que no sabes desde cuándo es esto pero que no es de hace tres días, que eres tú quien me habla y que, cuando te respondo, no te respondo estúpido, simplemente, lo hago diferente. También me dices que no recuerdas cuándo fue la última vez que te di un toque al móvil cuando, casualmente, esa misma tarde te había dado uno (pero tú respuesta es que no tienes saldo) y, el viernes anterior, me diste tú uno y también te respondí a lo que respondes que ni te acuerdas. Es curioso, pero cuando te digo que te acuerdas de cuánto puede hacer que no hablamos como antes y no de que esa misma tarde de di un toque al móvil te enfadas aún más, me mandas directamente al carajo con todas las letras y me dices que estás hablando sola, que yo sólo te estoy respondiendo con monosílabos y con preguntas idiotas cuando tú vienes a preguntarme qué me pasa.

Tal vez sea verdad, vienes a preguntarme qué me pasa últimamente que estoy muy desaparecido, pero no lo haces como si fuéramos dos amigos tan importantes como decías en otro tiempo, cuando yo cada día te tenía que preguntar cómo te levantaste y dedicaba el día sólo a intentar sacarte una sonrisa. No creo que fuera la forma más adecuada de preocuparse por un amigo que sabes realmente por qué está tan desaparecido y que, también deberías de saber, lo está pasando muy mal por algo que tiene que ver directamente contigo. En cualquier caso, sólo te dedicas a seguir igual durante toda la conversación, diciéndome cosas como que no quiero hablar contigo pero que luego, cuando "se me despeja la mente" y quiero hablar contigo, pues hay que escucharme. No sé cuánto te terminó doliendo ni cuántas veces me recordarás el mensaje que te mandé en las fiestas del pueblo del año pasado cuando simplemente te recordé que estaba enamorado de ti. Es más de lo mismo, si te recuerdo entonces ahora en los momentos en que has sido tú quien ha pasado de mí, que cuando he ido a hablar contigo ni me has respondido o, si lo hacías, tardabas tres cuartos de hora en hacerlo (todo esto fue, precisamente después de ese mensaje y de hablar y que quedáramos en que seguiríamos como siempre)… tu respuesta es simplemente un "ok". Desde el primer momento de la conversación sé que no voy a discutir contigo por lo que prefiero escuchar y aguantar todo lo que creas que tienes que decir.

Si te digo que sé que no estamos como antes, te vuelves irónica, dices que llevas una hora para sacarme eso y que, cuando te entra sueño es cuando me doy cuenta de lo que me quieres decir. Te respondo que es la forma en cómo me dices todo pero tú me quieres mostrar que estás enfadada y ahora me escribes en mayúsculas mientras me dices que me dices lo que te da la gana y, que si tanto me molesta, que no me hablarás más. Después me recuerdas algo de lo que siempre te excusas diciendo que lo fácil para ti hubiese sido pasar de mí hace mucho tiempo y no lo hiciste, que te has comido muchas cosas por mi culpa porque yo lo tengo fácil al ser el enamorado y, a los ojos de la gente, tú eres la "cabrona". Esto es algo que siempre te rondó la cabeza, el cómo te vería la gente con toda esta historia y te veías en medio de una situación complicada ya que, por una razón u otra, no podías pasar de mí precisamente en ese momento porque, como decías, fui lo que te llenó en todo ese tiempo que lo pasaste tan mal, pero, por otra parte, no querías que la gente te recordara nada sobre toda esta historia de amor ni del daño que podrías hacerme con todo esto aunque yo te dijera que no quería separarme de ti (lógico, supongo). De todas formas, cuando te digo que no me parecía que fuera normal que me dijeras todas estas cosas de esta manera y que, si tan amigos éramos, lo normal sería que, cuando no uno, pues el otro, le preguntara cómo estaba pero no de esta manera, que yo también lo pasaba mal cuando veía que tú lo pasabas mal con esto de que la gente se metiera en cosas que no le importaban y que tampoco me gustaba que la gente te viera así me respondes que todo eso te importa a ti un carajo. Finalmente me dices que no te vaya a decir luego nada porque no me vas a escuchar, me dices: "que te vaya bien, hasta pronto". Mi respuesta sólo es decirte que estás siendo muy injusta y tú me respondes que estás harta ya de mí y que te vas… sólo puedo decirte antes de que te vayas una frase que siempre te decía cuando decías que te ibas cuando hablábamos en todos estos meses: "como quieras", a lo que esta vez añado un: "como siempre", aunque no te da tiempo a leerlo porque ya te has ido.

Y, sí, ahora más que nunca me veía en medio, en medio de mis ideas y mis sentimientos, teniendo a un lado un mar que me terminaría ahogando y al otro un cielo que era inalcanzable y en cuyo camino ya había caído hasta el suelo una y otra vez. Estaba en medio de lo que decía y lo que pensaba, sabía perfectamente que si te hubiera dicho el por qué de este distanciamiento era muy probable que me vinieras con otra cosa, que eso fuera una vez más un problema solo que, esta vez, tú ya tenías lo que querías, estabas más feliz que nunca y, posiblemente, yo era también más prescindible que nunca. Pero aún así me preguntabas, y de esa forma, para lograr que te dijera algo que ya sabías, tal vez por eso que decías de que te gustaba saberlo todo porque eras muy "curiosa", tal vez por la misma razón que hiciste aquel pasado mes de mayo tuviera que confesarte algo que era evidente para todo el mundo ya, también para ti pero que me hiciste confesarte que estaba enamorado de ti… y todo eso, ¿para qué? Para calmar tu "curiosidad", aunque todo aquello fuera a traernos problemas y lo estropeara todo. En cualquier caso, en esta ocasión yo no podía decir nada más, ni siquiera esperaba que lo entendieras porque no estaba seguro de que estuviera haciendo lo correcto, aunque sí es verdad que hubiese deseado otra forma de "preocuparte por mí o por nosotros, pero ahora no era mi sólo mi corazón quien decidía, ahora eran dos los que lo hacían por mí, la cabeza se había ganado su derecho a ser tenida en cuenta después de todo este tiempo a lo que se había unido un corazón en "stand by", con pequeños resquicios de esperanza (y, esa noche, más que nunca antes) y lleno de miedo, paralizado, ahogado en ese mar del desamor y desbordado por una situación en la que sólo quiso hacer lo mejor para intentar salvar algo entre nosotros dos, dejar pasar un tiempo hasta poder curarse un poco sin que tú tuvieras que oír nada… pero no lo entendiste, parece que no lo querías así o que, simplemente, nunca me quisiste entender, porque creo que en tantos años nunca me preguntaste por mí, aunque no me importaba pues, el saber de tu presencia, hacia el que resto del mundo me dejase de importar. En un momento pude ver lo duro que habían sido todos estos meses sin poder decirte nada de lo que sentía por el bien de los dos, cómo aunque a ti no te gustara el hecho de que tuvieras que cargar con que alguien estuviera enamorado de ti, era yo el enamorado, era yo quien sufría en nombre de dos, era yo quien cargaba y sabía lo que pesaba todo esto, tú me necesitabas y tal vez por eso no me diste de lado cuando eso "hubiese sido lo más fácil para ti", yo lo sabía y por eso no quería fallarte en ningún momento, por eso anteponía nuestra amistad a todo el amor que pudiera sentir…

A la mañana siguiente seguía sin creerme demasiado todo lo de la noche anterior, aunque sabía que no había sido ningún sueño pues la noche me la había pasado recordando cada palabra que me habías dicho. Tal vez fuera este un punto de inflexión en todos estos años de relación, tal vez debía empezar a pensar que este había sido mi último viaje en esa montaña rusa que ningún bien me hacía… empecé a pensar en aquellos días, por primera vez en todos estos meses, qué había sido de todo tiempo, qué cosas habían sucedido a mi alrededor o, a mí directamente, y de cuántas había sabido disfrutar por estar pensando en ti, por dedicar horas llorando solo en casa después de haberme desfondado en sacarte la sonrisa para que tu día fuera un poco más feliz a costa de mi propia felicidad, pensé de cuántas horas llegué a pasar llorando escondido por asuntos que tal vez merecían sonrisas… en todo este tiempo habían pasado, seguramente, muchas de las cosas más maravillosas que le podrían haber pasado a cualquier otra persona. En aquellos meses en los que sólo viví para ti me había sacado el carnet de conducir (aunque no sea un gran logro :S), pude disfrutar enormemente con un musical como fue el de "Hoy no me puedo levantar", vi casarse a mi única hermana y, ese mismo día, vi también sonreír como nunca a ella, a su marido, a mis padres, mis abuelos… por supuesto, también yo, aunque durante la misma cena mis amigos me dijeran que parecía que ni siquiera estaba allí; viví una de las más grandes experiencias que he tenido nunca recorriendo el Camino de Santiago, donde conocí a grandes personas y compartí muy buenos momentos, pude terminar mi carrera en septiembre viendo la alegría en las caras de mi familia pues lo deseaban mucho más que yo mismo, volví a irme a vivir fuera de casa para empezar a estudiar otra carrera, pude ver el extranjero (sí, Gibraltar, quieran o no, hay que pasar unas fronteras y todo…), a pesar de que la misma noche anterior me revelaras que tenías un "ligue" sólo fuera a ese viaje por no dejar tirados a mis amigos, con quien luego pasé un gran día, nada comparado con el que habría pasado en casa pensando en otras cosas… A pesar de todo, en cada uno de esos momentos, siempre tengo también el recuerdo que tenía en cada uno de ellos hacia ti, qué estabas haciendo o si algo te sucedía durante cada una de esas fechas. Es curioso, pero no serían ninguno de éstos los últimos, al día siguiente, después de muchos días diciendo a mis amigos que los vería en la noche de Nochebuena, aunque algunos ya se imaginaran que no iba a aparecer e, incluso, la razón, no aparecí (es por eso mismo por lo que alguno me llamó varias veces diciéndome que vendría a recogerme al campo donde estaba cenando), después de la cena familiar me fui a casa, apagué el móvil y me acosté. No quería ninguna emoción para ese día, no quería ver a la persona más especial para mí en el mundo, no quería que ese día fuera recordado especialmente por mí…

Aunque después te lo llegaras a tomar medio en broma cuando te decía que aquella noche parecías endemoniada y decías que no fue para tanto yo ya había entendido la esencia de todo esto, para ti todo esto de preguntarle a tu enamorado (parece ser, que no tu amigo) había supuesto para ti una especie de rebaja personal, algo que no tenías por qué hacer y que,en todo caso, a mí, que para algo era a quien le preocupaba el otro o los dos. De cualquier modo me parecía que lo más inteligente y más razonable era callar, escuchar que dijeras todo lo que tú creyeras que tenías derecho a decirme de ese modo y esperaren silencio, escondido donde no pudiera complicar algo más todo esto, seguir desaparecido para no transmitir todo el dolor que, ahora sí, me habías causado tú directamente con tu actitud tremenda. Debía esperar para ello el tiempo que fuera suficiente, qué más iba a dar, sólo era Navidad, una fiesta más sin poder pensar en alguien que no fueras tú y en tu felicidad... Detenerse, tragar saliva, respirar hondo y seguir adelante...

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Qué me queda sin tenerte...

“Sentado en lo alto del tejado
donde no espero a nadie
miles de preguntas se amontonan
y tú no vas llegando.
Tu sin razón no sabe de nadie,
hoy el perdón no entiende de bailes.
Llevo varios días paseando
sin parar por tu mente,
busco la respuesta y no comprendo
tu forma de marcharte.
Qué voy hacer sin poder hablarte,
cómo volverte a ver, cómo inventarte

Qué me queda, sin tenerte
qué me queda, qué te llevas
si esta vida es lo que queda.
A qué esperas pa’ olvidarme
no me inventes mas desastres.
Si despojas mis verdades
qué me queda
qué te llevas
qué me queda
qué me dejas.

Pierdes la paciencia y yo la entiendo
pero no sé esperarte, cuento lo que queda
y sólo pienso dónde pude fallarte.
A dónde voy, a dónde vas,
vuelve a mi parte.
Cómo volverte a ver, cómo olvidarte.”

(“Qué me queda”, Antonio Orozco).

En los últimos días me he acordado mucho de ti, no sé realmente por qué, tal vez porque cuando intento ponerme a estudiar y tengo que desconectar de todo aquello que utilizo para no pensar se me viene a la cabeza tu recuerdo. He pensado en dejarte algún mensaje, preguntar cómo estás, desearte suerte para tus exámenes… no sé, quizás sea que hoy he visto una de mis películas favoritas (si no la que más) en la televisión: “La boda de mi mejor amigo”, tal vez sea que me ponen demasiado tonto estas películas a pesar de que sean las que más me gusten…


Para mí, esta imagen de arriba es de la mejor escena de la película, no puedo verla sin emocionarme tremendamente. Pero hay otra, ya casi al final, un diálogo que iba a poner en vez de una canción hoy aquí en el que Julianne (Julia Roberts) besa a Michael (Dermot Mulroney) después de decirle que le quiere y los ve la prometida de éste, Kimi (Cameron Diaz), quien sale corriendo al ver la escena y tras la que sale corriendo Michael quien, al mismo tiempo, es seguido también por Julianne. Justo después cada uno se monta en un coche (excepto Julianne que coge el camión del catering) y se produce la escena concreta a la que me refiero donde cada uno de ellos persigue a su amado. En plena persecución, Julianne llama por teléfono a un amigo para decirle que su plan no ha funcionado y le explica lo que sucede a lo que él responde:

- ¿Michael persigue a Kimi?
- ¡Sí!
- ¿Y tú persigues a Michael?
- ¡¡Si!!
- ¿¿Y a ti quién te persigue?? ¡Nadie!, ¿lo captas? ¡Ahí está tu respuesta!

Seguramente, muchos nos hayamos visto en medio de este tipo de “persecuciones”, corriendo detrás de tu amor cuando él o ella corría siguiendo al suyo, que no eras tú. A pesar de saber que no eres el elegido seguías corriendo, luchando por tus sueños, por conseguir lo que más quieres… en ese tipo de situaciones no valoras las cosas como lo puede hacer alguien desde fuera, no pareces ver que no es detrás de ti de quien corre la persona a la que amas o, simplemente, no quieres verlo y te agarras a cualquier resquicio de esperanza para seguir soñando… el problema es cuando ese sueño va convirtiéndose en algo más parecido a una pesadilla.

Después de aquella noche del 6 de diciembre empecé a sentirme desubicado de todo lo que rodeaba, me sentía un extraño en un mundo que me parecía demasiado grande y que me empezaba a asustar. Tal vez fuera porque hasta entonces y durante más de tres años pero, especialmente desde el mes de abril, mi mundo sólo fuiste tú. Pensé en esos días en que no sería precisamente lo que más me apetecería el tener que escuchar sobre el hecho de que tuvieras un “ligue” y la gente me dijera algo conforme se fuera enterando de un hecho que yo tuve el privilegio de saber antes que la mayoría por ti misma.

Preferí entonces volver a estar un poco desaparecido, no coincidir mucho contigo por el msn, tampoco tenía demasiadas ganas de salir el fin de semana porque no quería encontrarme a nada ni a nadie. A veces, incluso usaba una dirección de correo antigua donde no tenía a la tuya para conectarme, aunque me pareciera una tontería hacerlo, las otras ocasiones que usaba la mía siempre estaba como ocupado, así no veía quién entraba ni quién salía. Seguramente parezca un comportamiento demasiado infantil pero era lo que más convenía a mi corazón en aquel momento, pues en aquellos días me sentía un extraño en medio de este mundo, me sabía ausente en cualquier lugar en que me encontrara porque la cabeza estaba ocupada en otras cosas, en mostrarme una y otra vez el doloroso recuerdo de tu ausencia aunque, en realidad, quien había “desaparecido” era yo. Escondiéndome del mundo mientras veía cómo todo lo que había construido en mis sueños se precipitaba encima de mí y me iba devolviendo a la realidad mientras yo me iba sintiendo cada vez más y más pequeño…



En cualquier caso, pasa esa semana y, ya el fin de semana siguiente no aparezco tampoco demasiado por el msn ni tampoco salgo a la calle hasta el mismo domingo, que dejo puesto el Messenger con el estado diciendo que he salido a ver el fútbol fuera de casa. Estoy un par de horas fuera y cuando llego a casa es con el tiempo necesario para terminar de preparar la maleta para volver a irme para la ciudad, pues dentro de un rato vendrán a recogerme mis amigos en el coche. Cuando llego al ordenador veo que me has saludado y te respondo, pero no me da tiempo a hablar mucho porque me pita un coche desde la puerta de casa y me tengo que ir corriendo. Te mando algunos sms por el camino y tú me respondes diciéndonos simplemente tonterías. Al llegar al piso y haber arreglado todas mis cosas allí me conecto al tuenti desde el móvil y te digo alguna tontería, por hablar de algo, acerca de que el estado que tienes puesto me lo iba a poner yo y te pregunto que si vino ayer tu hermana de Inglaterra. Tu respuesta es preguntarme quién soy, que sólo te suena mi nombre… ya sé que es en plan broma, pero conforme vamos “hablando” algo me respondes a veces que no me recuerdas con tantas “ganas de guasa”, que tal vez sea del tiempo que llevamos sin hablar, cuando yo lo que pretendo es aparentar normalidad sabiendo que realmente me alegra saber de ti pero que en este momento no me hace demasiado bien ni siquiera el saberlo, porque me hace entristecer, porque me recuerda que el sueño es sólo eso, un sueño imposible, porque me recuerda que sigo dando más de lo que puedo por ti aunque ahora, menos que nunca, puedas apreciar lo difícil que es para mí todo esto. Me preguntas que cuándo nos veremos un día por allí, no sé ni siquiera para qué me haces esa pregunta aunque te digo que cuando tú quieras, que eres tú quien siempre está ocupada. Incluso me cuentas que ya no pasas por mi puerta para ir a clase, que coges por otro camino que dices que es más corto cuando no es así aunque, bueno, es evidente que lo haces para que no nos encontremos. No hablamos mucho más, cuando me doy cuenta es muy tarde y me voy a dormir, aunque tampoco consigo dormir demasiado porque no puedo evitar sentir una sensación de miedo constante. Siento que lo que más quiero en este momento es correr a verte, a pesar de que llueva, eso es lo de menos, correr a tu ventana y gritarte cuánto te quiero mientras tú me observas como loca de contenta antes de bajar corriendo con la más iluminada de tus sonrisas… pero parece que todo eso empezó a perder su sentido o su credibilidad incluso para el mundo de mis sueños, que cada día la lucha será enterrar con un poco más de fuerza dentro de mí cada uno de esas palabras que nunca te pude decir y que, ahora, tampoco es el momento de poder decirte “te quiero”.


Pero la vida seguía fuera de mí y el mundo no iba a detenerse a esperarme, ese mismo fin de semana había comentado en casa mi intención de presentarme el día 18 a una prueba de idiomas que formaba parte del proceso para la beca de intercambió que había echado hacía unas semanas y tampoco fue aceptado con gran alegría el hecho de que yo pudiera irme un año al extranjero, solo y lejos de casa. Es por todo ello por lo que esto fue un añadido a lo que ya tenía en mi cabeza durante las 24 horas del día para dedicar el día a pensar o, dicho en otras palabras que se aproximan más al hecho, a “ralladeras mentales”. Pensé entonces que ni siquiera debería presentarme a este examen para la Erasmus, aunque hubiera una parte de mí que me decía que lo hiciera porque podría ser algo que me ayudar o, dicho en otras palabras, algo así me vendría muy bien para espabilarme (no sé cuántas veces habré oído eso…). Aparte de un amigo del pueblo, una de la facultad, de haberlo comentado con compañeros de piso y, ahora, habiéndolo dicho en casa a mis padres, nadie más sabía nada de esto y tampoco se servían de mucha ayuda las cosas que me pudiera aconsejar, sobre todo, porque tampoco hacía caso de ningún argumento basándome luego, en mis ratos reflexionando a solas, que ellos no vivían mi vida, no podrían imaginarse lo difícil que se me hacía cada cosa por mínima que fuera y que, seguramente, esto de la Erasmus, también podría terminar convirtiéndose en un problema para mí, que tan grande me parecía todo en un mundo que giraba demasiado deprisa alrededor mío, cansado y, a la vez, asustado de sus inesperados giros para un soñador como yo, giros que me devolvían a la realidad, que era el lugar donde no quería aparecer en esos momentos.

Finalmente hice la prueba, mal y rápido, pero repitiéndome que siendo así las cosas, dejándolas a su ritmo poco a poco, sería lo mejor para mí. El tiempo pasó también y en ese mismo fin de semana tampoco hablamos nada, es más, sólo te vi el sábado por la noche pero no estuve contigo apenas tiempo. Tampoco sabía muy bien de qué hablar contigo porque, realmente, el simple pensamiento de poder encontrarme contigo me daba miedo. Quizás sea por ello por lo que pensé que lo mejor sería cualquier tontería que sirviera para aparentar normalidad y creo que ni siquiera llegamos a hablar nada, simplemente pasando te di una torta en plan broma, a pesar de que sabía cuánto te enfadaban aunque no pretendiera eso, simplemente fuera mejor cualquier tontería de estas para comenzar en ese momento o en cualquier otro una conversación de frases sin sentido, de decir tonterías para reírnos o, simplemente, decirme como si estuvieras enfadada cualquier cosa. Pero no fue ese el efecto que tuvo ni por asomo. La aparente normalidad sólo duró el tiempo que estuvimos separados, en el momento en que te vi sentí temblar todo mi cuerpo y deseé salir corriendo a casa, el simple hecho de recordar todo lo doloroso que habían sido los días anteriores e, incluso, los meses anteriores o los años, hacía que mi pena me fuese devolviendo repentinamente a esa realidad que tanto miedo me daba. Tú, estabas distante, sabía perfectamente que te habías dado cuenta de que, a pesar de que nuestro medio de comunicación por excelencia durante 4 años (el Messenger) no estuviera a mi alcance durante el tiempo que yo estaba en la ciudad, tampoco los fines de semana estaba muy “disponible” para hablar con alguien. Imaginabas un por qué en el hecho de que últimamente apenas recibieras un toque mío o un mensaje, salvo en ocasiones en que lo hacía, precisamente y como en todo lo demás, como si no pasara el tiempo (que, aunque a mí se me hiciera eterno el transcurrir de los días, tampoco llegaron a pasar ni dos semanas), hablándote de cualquier cosa, tonteando o picándote por cualquier tontería para reírnos un poco en esos momentos en que nadie podía ver mis lágrimas. Tal vez no tuviera nada que decir porque lo que más deseaba eran precisamente las palabras que no podía pronunciar.


Tal vez no era la mejor ni la forma más madura de comportarse, pero era la única forma que creía que podía ayudarme a intentar curar un poco una herida que había dejado un hueco demasiado grande en mi pecho. Sólo podía dejar pasar el tiempo, que para mí lo hacía muy lentamente y convirtiéndose en algo cada vez más pesado de llevar, haciendo de una sonrisa una carga que no deseaba portar en mi rostro pues era algo que, después de tanto tiempo, también formaba parte de algo irreal, del mundo de mis sueños, del amor imposible, de aquellos cuentos de príncipes azules y princesas que nadie veía más que yo y que no me importaba hasta entonces, cuando todo se derrumbaba sobre mí y ya no tenía ganas de soñar pues todos mis sueños eran ahora pesadillas. Porque me había dado cuenta de que corría detrás de un amor que no era a mí a quien seguía pero que, a pesar de todo, mi corazón le seguía repitiendo a mi cabeza (a pesar de que a estas alturas no gozaran de mucha credibilidad ante ella sus sentimientos pues la razón parecía la única fuente de verdad en todo esto) que debía seguir corriendo tras mis sueños, tras el amor de mi vida...

domingo, 29 de agosto de 2010

Incluso en estos tiempos, en los que soy feliz de otra manera, todos los días tienen ese instante en que me jugaría la primavera por tenerte delante..

"Incluso en estos tiempos
de volver a reír con los amigos,
todos los días tienen ese rato
en el que respirar es un ingrato
deber para conmigo.
Y se iría el dolor mucho más lejos
si no estuvieras dentro de mi alma,
si no te parecieras al fantasma
que vive en los espejos.

Incluso en estos tiempos
triviales como un baile de disfraces,
todos los días tienen unas horas
para gritar al filo de la aurora,
la falta que me haces.

Incluso en estos tiempos
de aprender a vivir sin esperarte,
todos los días tengo recaídas
y aunque quiera olvidar no se me olvida
que no puedo olvidarte."

(Joaquín Sabina, "Incluso en estos tiempos").

“¿Y ahora, qué?”, sigue repitiéndoseme esa frase (que lleva por título aquella canción de Conchita) una y otra vez que no me quedó nada de ti más que un triste recuerdo, una gran sensación de vacío y canciones que sólo me saben a melancolía donde la propia palabra “esperanza” escuece… incluso en estos tiempos en que parece que nos son los días en que dejé de darme cuenta que el mundo seguía girando a mi alrededor hace demasiados meses las cosas mantienen un color triste, decaído, el mercurio intenta escaparse de los termómetros mientras la gente encuentra poesía en letras de Estopa que llevan cantando sin darse cuenta desde hace diez años… yo me quedaba hace bastante con una frase que me invitaba a levantarme después de cada caída y es “que si me paras los pies, me salen alas”. Tal vez no pueda encontrarse mucha poesía en esa frase, pero una buena letra acompañada de una música que te anime puede alegrarte un poco la cara en un momento triste… al menos conmigo siempre funcionó.

Incluso en estos tiempos… hoy me di cuenta una vez más de todo el tiempo que ha pasado y sigue pasando ante mis ojos que, a pesar que vuelvo a reír con los amigos (porque ahora los veo) han pasado meses y meses de todo lo que estoy contando. Ayer mismo me preguntaban cómo era posible acordarme de tantas cosas, en aquel tiempo no suponía ningún problema, al contrario, era algo de lo que sentirse orgulloso el conservar cada recuerdo por simple que fuera como el mayor de los tesoros para luego recordártelos con toda la ilusión del mundo mientras tú no te acordabas de nada, aunque eso no importaba pues para mí no dejaban de ser algo valioso. El problema es que con el tiempo fueron devaluándose, quizás algunos cayeron en el olvido pero otros siguieron asomando para recordarme dónde me hallo ahora, todo lo que he conseguido o, posiblemente pueda decir, lo que he terminado perdiendo por darlo todo por un sueño. Llegué a pensar en estos días en el amor como un lastre, como algo que nos convierte demasiado vulnerables a las personas que sentimos y podemos llegar a sentir algo grande por otra persona con el corazón sin que haga falta que ella haga nada por ti. A veces no hace falta para descubrir que es esa persona con la que llevamos soñando toda la vida y, cuando por fin la ves, piensas que es ella y sólo piensas en cómo hacer todo lo posible para que sea feliz, intentas acercarte, intentas hacerte amigo suyo… yo llegué a creer todo eso de que era una de las mejores cosas que te habían pasado en la vida, que era, si no el mejor, uno de tus mejores amigos, llegué a creer ciegamente en cada una de tus palabras aunque a veces me doliera, aunque pudieran hacerme soñar y poco después despertarme dándome contra el sueño… todavía duele recordar cómo podía pasar de un estúpido éxtasis de felicidad a sentirme totalmente abatido, pero volver a levantarme y luchar por ese sueño que era el que me hacía levantarme cada mañana. Incluso en estos días, meses después de todo esto, sigue quemándome esa sensación de abatimiento, de darlo todo por nada, de intentar hacer feliz a alguien que sólo te devuelve espinas en ninguna rosa.


Nos situamos en el pasado mes de diciembre, el día 3 salí de clase y me habían estado llamando al mediodía mis compañeros de piso y algunos amigos para tomar algo, cuando los vi decidimos ir a un bar que no quedaba muy lejos pero, tras un rato andando, sentí una extraña sensación por todo el cuerpo, más miedo que otra cosa, miedo de verte, de cruzarme contigo y que sucediera lo que sucedió. Tú ibas con algunas amigas y yo también, cuando nos encontramos todos a la misma altura nos paramos un momento para saludar pero ni siquiera me miraste, miré varias veces sin que lo hicieras y se me hizo el tiempo larguísimo antes de desear irme corriendo a casa, pero finalmente cada uno siguió su camino.

Llegó el fin de semana y el sábado día 5 te vi en el msn y te pregunté algo que no dejaba de repetirse en mi cabeza desde hacía dos días… “cuando decías eso de ‘por la calle, lo mínimo’ ¿era a eso a lo que te referías?”. Me sentí una vez más un estúpido, el mayor de los idiotas, pero tenía que preguntarlo y tu respuesta sólo fue que fui yo quien pasé de ti y que tú no ibas a estar siempre detrás de mí para hablarme. Me pareció muy curiosa la forma en que lo describiste cuando me dijiste que cuando me veías notabas que yo ponía una cara siempre de cómo si me sorprendiera verte y que me comportaba como si fuera una estatua. La respuesta a eso es bastante lógica, aunque no te la di en ese momento por lo evidente que me parecía, todavía puedo recordar cómo temblaba cuando te veía a lo lejos, siempre quise ver mi cara en ese momento, cómo se iluminarían mis ojos, como me pondría nervioso y no sabría dónde mirar para que quienes fueran conmigo no me notaran todo lo que me estaba pasando. Finalmente me dijiste que ibas a hacer eso siempre porque no estabas dispuesta a hablarle a una estatua… y como una estatua me quedé en ese momento, la verdad es que no supe qué responderte y me despedí. Después de estar un rato en mi habitación pensando una y otra vez en todo eso sólo pude decirte una cosa en un sms que te mandé al poco rato: “si te vieras con mis ojos entenderías por qué parezco una estatua o como si me sorprendiera tanto cada vez que te veo”.

No me respondiste, según tú, porque no sabías qué ponerme. Yo sólo te respondí entonces (ya hablando el domingo 6 por la noche en el msn) que no era un mensaje para que me respondieras. Esa noche nos quedamos hablando hasta algo tarde a pesar de que al día siguiente quedé temprano para ir de viaje con unos amigos a los que apenas veía. Me preguntas de repente medio de broma que si fui el otro día a ver una película con una amiga al cine y, cuando te digo que sí, te pones a hacer comentarios tontos que sabes que no me gustan, sobre todo, porque es de ti de quien estoy enamorado y tú lo sabes (o deberías saberlo ya a estas alturas).

Cuando pasa un rato me veo ya por qué me has preguntado por eso sin venir a cuento… me dices que tienes un ligue, ese amigo tuyo que surgió en estas últimas semanas. Me dices que no pensabas decirme nada, que hoy se lo has contando a tus amigas porque no podías más, me cuentas también que era algo que era cuestión de tiempo y que el pasado lunes día 30 te decidiste a dar el paso y que no te equivocaste. Después me dices que de todas formas yo terminaría enterándome por ahí y que sentías que, de alguna forma, deberías decírmelo tú, que te gustaría saber lo que pienso aunque tampoco va a ser algo que vaya a influir decisivamente en ti, lógico. En esos momentos siento que no caigo como otras veces, me siento suspendido en el aire y me invade un tremendo vértigo, notando cómo el miedo se va extendiendo por cada rincón ante la mayor y más temida de las caídas que haya podido experimentar… pero no se produce algo repentino, siento que es en ese momento cuando empiezo a caer lentamente mientras no puedo dar ni un solo grito, tengo que aguatar guardando el aliento porque no sé cuánto durará la caída o si, ni siquiera podré volver a levantarme después… la sensación nada tiene que ver a la de otras veces, ahora empieza una caída de la que todavía no llegué a levantarme porque, realmente, ni siquiera sé si llegué a tocar totalmente contra el suelo.


En esos momentos no puedo dejar de oir dentro de mí cómo mi cabeza repite una y otra vez a mi corazón lo que más puede dolerle en este momento, en cualquier caso no es culpa de nadie aunque no puedo dejar de sentirme un idiota como tantas y tantas veces, simplemente... una vez más, tal vez sea eso, que soy el idiota de toda esta historia una vez más una de las cosas que más daño me hacen en ese momento. En cualquier caso seguimos hablando tan normal y no puedo dejar de pensar en cómo será tu Navidad, puesto que lo había pensado ya muchísimas veces cuando algo de esto( y, más desde la reaparición de este amigo tuyo) pudiera suceder y tuvieras que ver a tu ex, quien pertenece a tu grupo de amigos y para entonces tendrás que verle casi a diario y era muy probable que volviera a no dejarte en paz. Parece no preocuparte demasiado todo eso, por lo que, cuando no tengo más nada con lo que desviar la atención de mi corazón y empieza a dar gritos dentro de mí sólo te digo que tengo que marcharme, puesto que es tarde al día siguiente había planeado con unos amigos ir de viaje.

No fue una caida más, no fue tampoco la peor de ellas, ni siquiera la última... todo sigue siendo como ayer o, a día de hoy, podría decir que anteayer. Sigue siendo doloroso recordarlo, es una de las razones por las que si sigo escribiendo a este paso pasará un año de las cosas que escribo aunque pronto comenzará a correr el tiempo, los meses, casi como en la película de "Eclipse"... Un corazón roto pero de forma muy distinta a como ahí ocurre y por las razones que también ahi ocurre.
Quizás no sea bueno para mí el escribir como pensaba que era hace más de un año... pero pienso que tengo que seguir contando mi pequeña historia.
Muchas gracias, me hacen mucho bien los comentarios y el saberme leído y comprendido.
Un saludo! Prometo volver cuando termine los exámenes de septiembre ;D

jueves, 17 de junio de 2010

Me dices que yo...

"Dices que yo
no tengo casi nada en la cabeza.
Me miras, me juzgas, me condenas
¿qué importa mi opinión?


Dices que yo
no he combatido en un millón de guerras,
que me da igual la voz de la experiencia.
Dices que yo, me dices que yo...


Dices que sólo soy una veleta
la que el tiempo se lleva sin querer.
Dices que sólo soy una cometa
que se eleva y que un día va a caer.


Dices que yo
a veces te resulto incomprensible,
mitad vulgar, mitad un ser sensible.

Dices que yo
escribo sólamente tonterías,
el blues de una generación perdida.
Dices que yo... me dices que yo...


(...)

Si yo pudiera me llevaría la tristeza
de tu cabeza, de tu cabeza...
Dices que me pierdo a cada instante,
que el futuro está en el aire y mi vida va al revés.

Ya sé que siempre dices lo que piensas,
por eso siempre escucharé aunque me duela."

(Amaral - "El blues de la generación perdida").
Es curiosa la forma en que me suena por dentro una y otra vez la dichosa frase "dices que yo, escribo sólamente tonterías, el blues de una generación perdida", curiosa porque me hace ver que realmente escribo una parte de la historia de mi vida y que, si alguien sigue leyendo esto con alguna periodicidad deberá suponer que el final de ésta no era el soñado por mí en aquel tiempo... la verdad es que no.


Me gusta mucho esta canción y, como casi siempre, tampoco había puesto la atención necesaria en la letra hasta hoy, donde he descubierto todo lo que dice acerca de aquellos días, semanas o meses... quizás creías que yo no tenía nada en la cabeza, pues siempre te pareció algo "poco serio" y algo más como un capricho tonto mío el hecho de estar enamorado, así me lo hacías saber... y lo hacías porque decías siempre lo que pensabas, y yo siempre estaba dispuesto a oir cualquier cosa de ti, todo lo que necesitaras decir, por mucho que terminara doliéndome la realidad o lo que se te pasara por la cabeza en un momento dado... cualquier cosa que te preocupara también me preocupaba a mí. Y todo esto me hacía "mitad vulgar, mitad sensible", porque al final siempre tenía las de perder yo, porque, a fin de cuentas, era quien tenía que callar a un corazón cuando más quería gritar, porque era yo quien sufría por los dos y quería hacerlo, porque era yo el único que pensaba en dos o, incluso, en alguien que no era yo mismo, porque estaba enamorado... porque el amor nos vuelve así a veces.


Y, sí, terminé siendo esa cometa que aún atada a una cuerda que impedía que pudiera volar por sí misma, intentaba volar sabiendo que caería una y otra vez y que soñaba mientras caía cómo volvería a levantar el vuelo para luchar por sus sueños. Por eso mismo me perdía a cada instante, por eso mismo mi futuro y mi presente por aquel entonces estaban en el aire y mi vida del revés, porque hice algo que para alguien como yo es impensable, porque me fui a vivir fuera para poder sentirte cerca, para poder ayudarte y no perder esa sensación de ser alguien importante en tu vida, porque empecé a estudiar algo que terminó convirtiéndose en una pequeña condena a pagar por haber cometido semejante estupidez por amor... por darlo todo por un sueño que nadie más veía y que todos me decían que era una equivocación... quizás por eso mismo aquella cometa terminó estrellándose contra un árbol mientras caía...


Nos situamos ahora por el pasado 19 de noviembre, cuando a las 9:00 de la mañana recibo un sms tuyo donde me dices que la noche anterior estuviste en el piso de una amiga común que tenemos (aquella que siempre me decía que te veía como su hermanita pequeña), me dices que estuvieron diciéndonte ella y otra amiga que "pobrecito yo", que por qué has sido así conmigo sabiendo que estaba enamorado de ti y que no deberías hablarme... me dices que pasas de esto, que vale que sigamos siendo amigos pero en la calle lo mínimo y que pasas de historias... y terminas diciéndome en otro que no me volverás a hablar si les digo algo a ellas.

Es curioso, pero sólo te puedo responder que hagas lo que creas que tienes que hacer, que si crees que tienes que pasar de mí pues que lo hagas, que si "por la calle lo mínimo", también; que "pases de historias"... que quizás he sido demasiado egoísta y borde contigo mientras tú eras la incomprendida por todos. Te digo una vez más que cada cosa que hice en este tiempo fue pensando en ti y que por eso no tengo nada que echarte en cara pues, seguramente, lo volvería a hacer. Te pido que vuelvas a leer lo que me has mandado a ver si te parece muy normal y que no dejes de hacer nada que quieras hoy. En los siguientes sólo te digo que siento haberme convertido en un problema para ti cuando siempre quise ser lo contrario y que, tal vez, el problema fuera que tú nunca creiste lo que te decía ni que me comprendiste o, tal vez, que nunca quisiste hacerlo. Que quites de tu vida cada cosa que te hace sentir menos feliz y que, si yo soy una de esas cosas, que hagas lo que creas que tienes que hacer pues no sería la primera vez que dejaras de hablarme. Sólo te digo al final que no estás sola en esto... de repente no me respondes más a estas cosas y me envías otro sms preguntándome por una botella de una compañera de piso tuya que está en el mío, que si habrá alguien allí para ir a recogerla, te digo que ya se la bebieron ellos y luego nos llamas ladrones en plan coña... es curioso, la verdad es que sí, de repente todo el dramatismo de una situación que me hace temblar durante la mañana de clase y que no pueda aguantar alli mientras tú tienes esa capacidad para desconectar rápidamente y hablar de coña como si nada cuando hacía unos minutos decías que no deberías hablarme... por suerte o por desgracia, yo nunca tuve esa habilidad para cambiar de ánimo tan rápidamente, mis caídas siempre duraban demasiado.

Desde entonces todo parece volver a una calma que tampoco puedo saber muy bien cuánto durará, la historia de casi siempre, pues no existe nunca una solición diplomática a todo esto como siempre digo, y el "olvido" o dejar a un lado por un tiempo como si nada todo esto tampoco era ninguna solución...

Así que, con la aparente normalidad de siempre, seguimos adelante.El lunes, cuando llego a la facultad, te mando un sms contándote cosas y, de camino por saber de ti y todo como si nada, todo volvía a ser normal, aunque intento ya desde aquel momento dejar de aparecer tanto, tal vez sea mejor así para los dos. Me acuerdo mucho por aquel entonces de cuando leía la saga Crepúsculo (lo siento, me gustan las cosas estas) y lo mucho que me recordaba en ocasiones a nosotros. Ahora, concretamente, me acordaba al momento en que Eduard decide irse con su familia en "Eclipse" y, para ello le dice a Bella que no está enamorado de ella. La frase que cojo de ese momento y que la hago mía de estado es "-Te haré una promesa a cambio - dijo". Es cuando Eduard promente desaparecer completamente de la vida de Bella, como si "jamás hubiese exisitido" a cambio de que ella le prometa seguir adelante, cuidarse e intentar volver a ser feliz.

Sí, quizás sea una tontería más o la mayor que haya dicho en casi un año escribiendo aquí pero bueno, me gustan esas tonterías, me gustaba pensar en que el amor de las películas existía, que los finales tristes era una posibilidad remota cuando lo dabas todo y creías de verdad... en fin, todas esas cosas...

De todas formas, no pierdo el contacto contigo, no puedo hacerlo y sí te mando un mensaje de vez en cuando para saber de ti. El mismo jueves me dices que estás por donde yo vivo en pijama porque habéis estado en el piso de unos amigos y me preguntas que dónde estoy. Cuando voy saliendo con mis amigos te veo a lo lejos pero hago como si no lo hubiera hecho esperando que tú tampoco me veas. Luego te digo que ando por ahi con mis amigos. Luego, ya bastante tarde me das un toque y te respondo. Luego veo que me llamas pero no lo cojo aunque me quedo muy intranquilo pensando que podría pasarte algo. Lo mismo pasa al día siguiente, que lo cojo y sale una mujer hablando que no eres tú, por supuesto, por lo que creo que es algún contestador o algo... pero cuando te pregunto al verte por el tuenti tu respuesta sólo es "no haberlo cogído".

De ahí en adelante ya no tenemos el mismo contacto para nada, prefiero no aparecer por el msn o por el tuenti aunque, a veces, sí te pregunto o te mando algo también por móvil para saber de ti, un viernes incluso, que fui a la ciudad con un amigo común, te pregunto si tienes cómo volver para el pueblo, pero me dices que estás en clase y que ya tienes cómo volver. Se hace demasiado difícil el intentar alejarse de alguien de quién estás enamorado y por quien sientes tantas cosas, intento repetirme a lo largo de todos y cada uno de los días que pasan que es mejor así para ti y, posiblemente, también llegará a serlo para mí con el tiempo. Incluso, tengo que aguantar como si fuera un chiste que alguna amiga me diga que la canción "Dime si te vas con él" es mi canción, y me tiene que sonar una y otra vez en la cabeza mientras echo la vista atrás y pienso en si no he sido sólo un entretenimiento o un bufón más que un amigo...

El día 1 de diciembre me mandas un mensaje diciéndome que me notas diferente desde aquel día que me contaste que estuviste en el piso de nuestra amiga, que no aparezco mucho por el msn o que nunca estoy disponible y todo eso. Me dices que no sabes si será mejor así pero que me echas de menos... yo te intento explicar que intenté durante estos días distanciarme un poco y, aunque no fuese algo que me hiciera especial ilusión creía que sería mejor así, que ya intenté hacerlo hacía un año (cuando estabas con tu ex y me di cuenta de que me hacía más mal que bien todo esto de seguir enamorado de ti sin esperanza y en silencio). Que me da miedo incluso la idea porque una vez me deciste que en aquel tiempo me llegaste a olvidar... y me mata la idea de que puedas olvidarte de mí como si nada, porque te quiero y esa es la razón por la que hago también todo esto. Me respondes que no recuerdas haberme dicho eso nunca, pero yo sí lo recuerdo, como cada cosa que me has dicho pensando o sin pensar, sabiendo o no que podría hacerme daño... en cualquier caso no nos decimos mucho más aparte de eso, seguramente sentías también esa "curiosidad" de saber que eran cosas tuyas el que hubiésemos perdido el contacto en las últimas dos o tres semanas...

¿qué importa mi opinión? ¿qué importa la razón? tal vez eso no te importara demasiado porque ahora ya sabías que era yo quien había dejado algo el contacto y no tú, había sido el que decía estar enamorado de ti y no la persona que intentabas explicarle a los demás que era la víctima de una situación donde no existían buenos ni malos por mucho que quisieras verte en medio de este tipo de cosas. Tal vez ahora dejabas de ocupar ese papel que tanto miedo te daba que te asignara la gente que conocía el hecho de que yo estuviera enamorado de ti, y yo ya no era el pobre enamorado sino que, ahora, podrías pensar en que yo "pasaba de ti" por algún tipo de despecho o de orgullo. Tal vez necesitabas pensar que había algún tipo de verdad en eso para tomar algún tipo de decisión que ya habías tomado...

domingo, 16 de mayo de 2010

No tengo miedo al fuego eterno, tampoco a sus cuentos amargos, pero el silencio es algo frío y mis inviernos son muy largos.

"Como esos cuadros que están aún por colgar,
como el mantel de la cena de ayer.
Siempre esperando que te diga algo más
y mis sentidas palabras no quieren volar.
Lo nunca dicho se disuelve en un té,
como el infiel dice "nunca lo haré".
Siento que estoy en una cárcel de amor,
me olvidarás si no firmo mi declaración.

Me abrazaría al diablo sin dudar
por ver tu cara al escucharme hablar.
Eres todo lo que más quiero,
pero te pierdo en mis silencios.
Tus ojos son dos cruces negras
que no han hablado nunca claro.
Mi corazón lleno de pena
y yo una muñeca de trapo."
(La Oreja de Van Gogh - "Muñeca de trapo").

A veces tenemos la sensación de que el tiempo pasa muy deprisa, que los días se van a toda velocidad sin que podamos hacer nada para remediarlo... cuando echas la vista un poco más atrás te das cuenta que, si has vivido intensamente los últimos meses, lo que sucedió hace ya varios te parecerá que fue hace años... o, al menos esa sensación he tenido yo estas semanas...
Dentro de una semana hará un año que te dije con todas las letras que estaba enamorado de ti. Ocho días quedan para que se cumplan doce meses lleno de historias, de vaivenes, de contínuos viajes en esa montaña rusa del amor... todavía hace 357 días (no lo cuento, pero le resté los ocho que falta a los 365 del años :P ) que mis palabras te dijeran que todo esto formaba parte de algo llamado amor, que aunque aún no sabías desde cuando lo sentía sí me dijiste posteriormente que era algo que tú misma forzaste... porque "eres curiosa y te gusta saber las cosas sin que la gente se ande con rodeos...". Curiosa forma de expresarlo, quizá por esta misma razón de todos estos días, tras declararte mi amor, sólo duró unas horas el sentirme liberado de una angustia que tenía dentro desde hacía años pero que en esas semanas fue mucho más evidente que nunca. Quizás era por esa curiosidad por lo que ese mismo día (en que no pude más y te terminé diciendo lo más diplomáticamente que se me pudo ocurrir en ese momento que estaba enamorado de ti) estuviste contándome que te gustaba un chico (cosa que a lo largo de este año también se terminaría repitiendo alguna vez más...), tal vez por eso me preguntabas quién me gustaba porque una amiga común puso en su tuenti en uno de esos cuestionarios que yo estaba enamorado, decías en plan de broma que si eso era lo que yo confiaba en ti, que te parecía muy bien y todas esas cosas... ¿qué pensar yo? ¿decirte que estoy enamorado de ti o marear la perdiz todo el tiempo que siguiera siendo necesario? El nudo que se me terminó haciendo en el estómago mientras me decías cosas sobre otras personas me llevó a pensar que quizás era una forma tuya de forzar la situación para que yo terminara diciéndote algo que era bastante evidente para muchos... seguramente fuera así, seguramente forzaras todo esto porque sólo era un juego o porque, simplemente, tenías curiosidad por saberlo... para qué, si de todas formas nunca me terminaste creyendo... Siempre quise haber visto tu cara en ese momento en que te lo dije pero, desgraciadamente, como casi siempre, la mayoría de nuestras cosas sucedieron hablando por msn, como estuvimos los últimos 4 años.

Es una manera de decirlo, sentía que estaba en una cárcel de amor, un lugar en que sólo se reciben visitas de "viejos amigos" como la pena, la soledad o el olvido. Es una forma muy sutil aunque el símil no se desvía mucho de que lo que es el amor cuando no puedes gritar lo que sientes, ni siquiera puedes susurrarlo mientras estás en tu habitación porque tienes miedo que se vuelva todo contra ti, que te haga sufrir aú´n más... pero llega un momento en que tienes que decirlo, no puedes callar algo tan bello como debe ser el amor... pero a veces te das cuenta de que todo esto se puede traducir en otro tipo de amor que no era para nada el que tú soñabas. Crees que vas a salir de la cárcel cuando en realidad nunca lo haces, puedes llevarlo mejor o peor, pueden visitarte estos "amigos" o puedes maquillar tu pena durante unas horas, pero siempre vuelves al mismo lugar...

Era fin de semana por fin y, comos siempre, sabía que nos íbamos a ver seguro, ya fuera por las pocas opciones de ocio que nos ofrece el pueblo o porque muchas veces me avisábais tú o tus amigas para dar una vuelta con vosotras. El sábado fui con mis amigos al bingo, un lugar diferente donde "hacer el tonto" pero con la diferencia de que aquel lugar se llena de señoras mayores que odian que unos jóvenes lleguen allí y les puedan ganar jejejejeje. Al poco rato llegaste tú con dos amigas y os sentásteis en la misma mesa, que era grande. Una de tus amigas me mandaba sms desde tu móvil en broma y así nos entreteníamos mientras. Pero al rato tuve que irme a casa porque tenía que arreglarme todavía y ya era tarde, casualmente me crucé con tu ex y sus amigos y, cuando te lo dije, me dijiste que él creía que nosotros estábamos juntos. La simple idea que el pobre pudiera pensar eso y que no fuera para nada real me sacó una triste sonrisa. Ésta no duraría demasiado pues tu respuesta fue que ya le habías dejado claro que "si te echabas rollo quién iba a ser...", y lo dices tan normal, supongo que no tengo por qué decir nada al respecto y eso hago, no te respondo más nada en toda la noche.

Pasaron los días con nuestras tonterías de siempre y llegó el fin de semana siguiente. El sábado, después de días y días pensando si hacerlo o no, decidí ponerme en contacto con gente que se anunciaban en internet para revender entradas para el concierto que daban al día siguiente (el domingo 15 de noviembre en Sevilla un grupo que siempre te ha encantado, Pereza). Después de varios correos y al fin conseguir encontrar a alguien que aún las vendiera me dicen que me las deja en el doble del precio que valían en un principio, es decir, en unos 80€. Cuando quedo con el tipo este y estoy dispuesto a hacerme 100km para comprártelas me lo pienso durante un buen rato, soy consciente de que no va a ser una buena idea y de que seguramente prefieras no ir y le pregunto a un amigo, él me dice que no sabe pero que estoy loco y que haga lo que crea conveniente. Por la tarde apareces tú en el msn, pero me dices que te vas a ir pronto, incluso me dices la hora, tardas en responderme y sé que estás hablando con este nuevo chico que tanto te gusta porque tamibién lo tenía agregado. Tampoco te veo muy entusiasmada con lo que te pueda estar yo diciendo por lo que te digo entonces algo que ya te había dicho la noche antes de que te quise regalar el día de tu cumpleaños esas entradas para que pudieras ver al grupo que tanto te gusta. La diferencia es que ahora te digo que es posible que las pueda conseguir, ni siquiera te hablo de mí, sólo te digo que quiero que lo veas... pero me dices que, aunque estás deseando ir al concierto, que no te lo repita porque no puedes ir... nuestra conversación no da para mucho más porque tampoco me dices demasiado porque estás hablando con él, incluso pienso que te has ido sin despedirte pero veo que aún estás y, cuando te pregunto, me dices que es que él te ha pedido que te quedes hasta que se tenga que ir a jugar al fútbol... de repente caigo una vez más de esa nube en la que viajaba yo sólo y, por mucho que quisiera soñar con que sentía que estabas a mi lado, estás cada vez más lejos y me voy dando cuenta que cada cosa que siga haciendo de este tipo se convertirá en una nueva dura caida contra el suelo que me devuelve a la realidad...
...y así, una vez más, me callo, lo hago porque es más cómodo engañarse y porque le ha ganado la razón al corazón... aunque sé que éste volverá a la carga muy pronto en cuanto encuentre las fuerzas necesarias o un mínimo de esperanza al que agarrarse.

El día que pintaba tan bonito color el amor se termina convirtiendo en largo y tedioso, por lo que prefiero quedarme en casa a esperar que pase lo más pronto posible y apago el móvil para que nadie me llame. Al día siguiente, por la tarde recibo un sms tuyo desde otro móvil que tenía guardado en la agenda como también tuyo desde hace muchísimo tiempo. Me dices que anoche llegaste tardísimo a casa y que tu padre vió que te llevó a casa en el coche tu amigo, que ahora tu madre te ha castigado sin móvil y sin el portátil, por lo que me pides que le mande un mensaje al tuenti a tu compañera para que se lleve algún móvil suyo que tenga sin tarjeta para que le puedas poner la tuya que tenías de contrato (antes de tener que cambiar de número...). Cuando le dejo el mensaje te envío otro a ese número desde el que me mandas el sms diciéndonte el móvil de esa amiga tuya, que creo que es uno desde el que me enviaste un sms el día que te llevé tu mochila. Para mi sorpresa me respondes diciendo que qué hago mandándote un sms a ese número, que ahora lo habrá visto tu madre así que, como yo ya he cumplido con mi parte, haciendo como casi siempre aún más de lo que me pides y me dejas hacer, decido que ya me contarás cuando recuperes el móvil o el portátil...

Para la siguiente semana tengo una reunión de cosas de la universidad. Eché la Erasmus con una amiga "por echarla a ver si me la daban" porque tal vez eso podría ser un nuevo cambio de aires, cosa que no deseo para nada... pero bueno. Ya en esa semana, el jueves 19, por la tarde, me dices que estás por ahi "bebiéndote un tintito fresquito", que mañana sales de discoteca y que viene también tu amigo, quien esta tarde te ha llevado a la facultad y que va a apuntarse a al academia de baile a la que tú vas. Todo esto también me hace deducir que ese amigo tuyo seguramente duerma en mi piso, pues sale con uno de mis compañeros... Mi respuesta es simplemente para que no sigas contándome tantas cosas que terminan volviéndome loco, te digo que yo estoy también por ahi y que espero que te lo pases bien en tantos sitios. Casualmente, dos de mis compañeros me dicen de ir a dar una vuelta y yo les digo que sí, la verdad es que necesito salir a la calle porque la otra opción era tener el piso sólo para mí para poder llorar allí a mis anchas... El problema está en que precisamente al bar que llegamos veo a lo lejos que estás tú sentada con dos amigos. Me hago el despistado aunque ambos nos hayamos visto y, al rato, cuando os vais, ni siquiera me miras... demasiadas emociones para días en que no las busco en absoluto, con la excusa de que tengo que llamar a casa, me salgo del bar y llamo a un amigo para lloriquearle a él... es complicado... y, sí, todos hemos pasado por eso, también lo sé. Cada uno tiene sus historias...

La actualización de hoy iba a ser demasiado larga y tengo que irme, hasta el próximo fin de semana y, espero poder terminarla también para entonces. Creo que hoy escribí de manera distinta que otras veces y tampoco me gustó demasiado, tal vez hoy no era un buen día para hacerlo, tal vez no es un buen momento, pero intento seguir escribiendo siempre que puedo pues parece que, al menos, hay algunas personas que pierden su tiempo leyendo esto. Muchas gracias a todos, a los desconocidos que leen y a mis dos únicos conocidos que saben que esto existe. Muchas gracias por todo.

Hasta pronto! ;)

viernes, 2 de abril de 2010

Es la magia de arriesgarlo todo por un sueño que no ve nadie excepto tú...

"Tienes mil secretos, mil recobecos
por donde me pierdo cuando no estás.
Lo mucho que te quiero es lo mucho que desespero.
Que me perdone el cielo que hoy me siento un talibán.

(...)

Vuelve ya o, por lo menos, te hayas ido para siempre,
porque seguir en este ambiente no da para más.
Tanto te espero que desespero,
ahora me faltas ahora te tengo,
hago recuento de lo que tengo y no tengo nada."
(Pereza - "Talibán").

A estas alturas lo único que estaba claro es que cuando salía algún tema que pusiera algo de cordura, es decir, que cuestionara realmente todo esta amistad nuestra que parecía tan fuerte, todo se tambaleaba, tú empezabas a decirme a tu manera que yo nunca podría ser el malo de "esta película" a los ojos de nadie porque era el "pobre enamorado", sabías que no era así del todo pero seguramente era mucho más evidente de lo que me lo parecía a mí, que todo esto no era tan real como me empeñaba en creer y nunca te creías, porque nunca creías lo que te decía pero nunca te falté cuando me dijiste o cuando pensé que me necesitabas, porque podías estar días distante y de repente aparecer para contarme algo como hace meses de que te gustaba alguien y dejarme algo perdido, en medio del bosque donde ya llevaba todos esos días solo y perdido pero, ahora, con una losa a mis espaldas con forma de signo de interrogación... ¿también yo era tu verdadero amigo o un confesor a la carta que estaba dispuesto a escuchar y a callar cualquier cosa por mucho que me doliera? Visto ya varios meses después y desde fuera toda esta historia, siento pensar que fui lo segundo...

*(pongo la imagen de la película Million Dollar baby porque, además de que me maravilla esa película, tiene una frase a la que me agarré muchas veces... "es la magia de arriesgarlo todo por un sueño que no ve nadie excepto tú").

Cuando te decía de algún modo que yo sentía algo con todo esto que tenía que escuchar porque estaba enamorado de ti (mejor dicho, porque seguía estándolo), sólo te bastaba decirme que yo era como todos los demás, que creías que conmigo sería diferente pero que te equivocaste y que lo sabías, que siempre te pasaba igual... tal vez la culpa fuera mía por no querer dejarte sola porque tu sufrimiento seguía siendo el mío, porque la incertidumbre de no saber de ti era algo que me mataba por dentro. Finalmente cuando me decías todo esto volvías con todo lo que me repetías siempre...
Las cosas seguían más o menos el curso de todos los meses anteriores, coincidimos pero no hablamos, unas veces porque no lo hicimos ninguno, porque fuimos y nos vimos en misa de difuntos (donde viniste con dos amigas) y donde tampoco íbamos a coincidir demasiado, no sé por qué...

Pero llegó el lunes (día 3 de noviembre) y, por la mañana, te fuiste para la ciudad a comenzar la semana pero te dejaste la mochila en casa. Yo no me iba a ir para allá hasta por la tarde porque tenía médico esa mañana pero me mandaron unos análisis para el día siguiente así que no me iría hasta el martes. De todas formas me das el número de tu madre (que ya lo tenía desde hace muchos meses de que me habías mandado sms desde ahi) y me dices que la avise cuando me vaya a llegar a tu casa. De todas formas te digo, sabiendo ya que me vas a decir que estoy loco y que no es necesario, que si te hace verdadera falta para las clase de esa tarde que te los puedo llevar en el coche a tu piso pero me dices que no pasa nada, que mañana te los acerque a tu piso cuando ya esté alli. En fin, fui a tu casa super nervioso y menos mal que no estaba tu madre, me abrió tu padre que era algo que no me daba tanta cosa y me bajó tu mochila mientras repetía que cómo era posible que una estudiante se dejara la mochila en casa y que nunca le pasaba eso con el portátil (jajajajajajaja).


En cualquier caso no fue para tanto, es más, de algún modo fue muy divertido esto de haber ido a tu casa y todo eso... al día siguiente, lo primero que hice nada más llegar a la ciudad fue ir a tu piso para llevarte tus cosas y salir disparado luego para intentar llegar a clase lo antes posible pues ya había perdido la primera hora y media. Por el camino y a lo largo de la mañana me dices que tienes que hacer un trabajo para esta tarde que no has hecho en todo el puente y que tendrás que saltarte las dos primeras horas de clase para hacerlo. Yo te digo que si quieres puedo ir a tu facultad cuando salga de clase y ayudarte pero me dices que no es nada pero, de todas formas, esta misma tarde, cuando salgo de clase me acerco en metro a tu facultad (quera la mía antígua) pues, de todas formas tenía que hacer un trabajo a ordenador y alli no tengo, por lo que pediría un portátil en la biblioteca de allí. Cuando termino me doy una vuelta y te veo, me dices que al final lo vas a entregar aunque esté mal y os oigo decir a tu amiga y a ti que teneis que hacer fotocopias (cosa bastante complicada en esta facultad donde siempre está la copistería llena). Como yo ya he terminado lo mío y me marcho para mi piso decido asomarme para coger número en copistería mientras vosotras recogéis, subo de nuevo a la biblioteca y justo entonces venís saliendo, por lo que te doy el número ya y te digo que me voy a casa, aunque antes me pego un buen rato también buscando (sin éxito) el despacho de un profesor con el que tienes que hablar para ver si te puedes cambiar de grupo porque te coincide con los horarios de la academia de baile donde te has apuntado. Tal vez sea verdad eso de que vivo pensando demasiado en ti, algo que, con el tiempo, seguramente me haga cada vez menos bien... es complicado verle la parte racional a todo esto cuando uno está enamorado de esta forma...

Por la noche, como siempre, seguimos con nuestras tonterías y me dices que me echas de menos en el msn, que te aburres y luego me dices que hablas con "gente interesante", de repente me vuelve a la cabeza algo de razón, vuelven mis pies a la tierra, donde caigo de cabeza... me dices que mis charlas te gustan más pero que no te puedes quejar con las que estabas teniendo en ese momento... es en estos momentos cuando me sé perfectamente idiota y nada de loco por amor, es en estos momentos cuando la realidad me baja de la nube de sueños en la que me empeño volar cada día desde el momento en que me levanto cada mañana cuando sé de ti hasta que me acuesto de la misma manera, pensando que soy importante para ti también aun sabiendo que nuestras formas de ver las cosas no son iguales... pero duele la realidad, duele sobre todo cuando parece ser que no encuentras un resquicio de luz ni nada a lo que agarrarte para seguir soñando, para seguir luchando por tus sueños... o tal vez para seguir engañándote a ti mismo...


Al día siguiente venía una amiga nuestra que tenemos en común, ya es jueves y se supone que iremos al cine junto con un primo tuyo, tu hermana, su novio y un amigo suyo al que sabes que le gustas. Por la tarde yo estaba con unos amigos pero te dije que iría a recoger a esta amiga nuestra al tren para que no tuviera que ir tu hermana y el novio, así tampoco se aburría. Cuando me avisó fui a recogerla, fuimos a tu piso a soltar sus cosas y luego fuimos al piso de otras amigas comunes para matar el tiempo mientras tú salías de la academia de baile a la que vas algunas tardes. Cuando llegas y ya os vais para tu piso os digo que me vuelvo a buscar a mis amigos, a los que había dejado algo tirados hacía ya dos horas. Estando con ellos surge la idea de salir por ahi a comer algo y luego salir, por el centro quizás, me decís que vosotros todos vais al cine y al final, tras pensármelo vuelvo a decirle a mis amigos que me tengo que ir porque he quedado y voy a buscaros. Mientras me mandais sms tú amiga y tú diciéndome que vaya al cine con vosotros, me terminas mandando uno diciéndome dónde estáis y donde la última palabra que me dices es "actúa", en el fondo por supuesto que estoy deseando verte y estar un tiempo contigo, pero también pienso que quizás no es una buena idea, pero me juega una mala pasada otra vez el corazón, las ganas de soñar, y quieren q vea en una simple palabra una razón para soñar contigo, que quizás tú también quieres que vaya al cine y que seguramente estará muy bien y pasaremos un buen rato todos juntos. Al final decido salir corriendo hacia un pequeño atisbo de luz que también empiezan a verlo mis ojos y que me guía hacia ese lugar...

Al final llego al cine, vemos todos una película malísima y, lógicamente ninguno de los que vamos estamos pendientes de ella: mientras tu hermana y so novio se acaramelan, nuestra amiga se aburre y también tu primo, el otro amigo te manda sms y tú dices que tienes mucho sueño, por lo que preveo que el "plan" que se decía en un principio de salir a alguna parte después de la película. Nos vamos a tu piso tu amiga, tú y yo pero tú sigues diciendo que tienes mucho sueño y que te vas a dormir pero nosotros decimos que no y voy corriendo a mi piso (que no queda demasiado lejos) a coger varias películas que tengo allí para verlas en tu piso a ver si así te quedas con nosotros. Al final te vas a dormir y nos dejas a nosotros dos,a tu amiga y a mí viendo "La boda de mi mejor amigo" y "El diario de Noah" (que tanto te gusta). Te asomas para ver qué estamos viendo pero finalmente te vas a dormir y nosotros nos quedamos un rato viéndolas hasta quedarnos dormidos en los sofás que hay en tu piso.

Este día también fue uno de esos con los que soñaba pero no fueron, como tantos otros que nunca fueron tampoco, días en los que me levanto pensando en esa canción que me viene sonando tanto desde hace un tiempo de huecco y que será la que seguirá hablándome de ti en la próxima actualización...

...estamos a viernes 6 de noviembre.

domingo, 14 de marzo de 2010

Yo quisiera ser la luz que iluminó tu rostro aquella noche de Febrero cuando en secreto escuché tu voz...

"Quisiera ser la brisa que acaricia tu sonrisa,
en el mar, en la montaña, o en el cielo azul de Abril.

Quisiera ser un verso dentro de tus pensamientos

que recuerdes mi mirada suspirando en la ventana

imaginando que apareces tras de mí.


Y que me co
jas de la mano,
que me susurres que has llegado

que me prometas que a mi lado eres feliz.
No haré preguntas, no habrá recuerdos,
haré que tu pasado sea sólo un cuento
que sobre el agua un día el viento escribió."


(La Oreja de Van Gogh - "Un cuento sobre el agua").

Creo que difícilmente podría encontrar una manera más cursi de comenzar a escribir hoy pero tampoco va a ser la primera cosa de este tipo que diga por aqui... es extraño, pero esta canción me evoca una extraña sensación de... ¿primavera? Tal vez sea porque queda una semana para que ésta haga su entrada por fin, tal vez sea porque esta semana volvió a salir el Sol después de semanas de mal tiempo y muchísimas lluvias (hablo en sentido literal jejeje), tal vez sea porque cuando uno está enamorado cree estar en contínua primavera... aunque también lleguen los tristes otoños, los fríos y lluviosos inviernos (ahora sí hablaba en sentido figurado)... también tiene su verano, aunque esa estación no estuviera dentro de mi calendario durante todo este tiempo. Cuando vives un amor de esta manera todo se va llenando de nubarrones, puedes intentar que se vean ciertos rayos de esperanza y luchar por tus sueños, por la persona a la que amas... pero esos pequeños rayos que dan claridad y que van guiando te muestran un camino que, quizás no sea el más adecuado para tí, porque va a ser un camino muy difícil, habrá momentos en que vuelva a desaparecer esa luz que creías que te guiaba y te encontrarás solo, perdido en medio de un bosque... a veces el amor es así.



En fin, me sitúo por donde me quedé en la actualización anterior (creo que me he emocionado demasiado con lo que estaba escribiendo y que me he desviado totalmente de la canción de arriba :S ). Ya en el día después de aquella noche, ya en el día 30 de octubre las cosas seguían sonando bastante en mi cabeza, normal, es lo que tiene ser tu amigo con el que hablabas de todas esas cosas... supongo que sería normal que yo tuviera que escuchar que me dijeras que hoy te sentías de manera diferente, tendría que seguir callando lo que por dentro me empezaba a quemar, tendría que seguir escuchando como un loco-tonto enamorado cómo tú hoy te sentías "enamorada de la vida", cómo tu vida amorosa había estado muy movidita esa semana, cómo llevabas unos días de "peliculita"... es complicado tener que escuchar algunas cosas. No es que no me alegre de verte feliz, pero eso no quita que me duela cada palabra... aunque tú nunca lo has entendido.

De cualquier forma yo siempre creí en que llegaría un día que te darías cuenta de todo eso, de todos mis silencios de cosas que sentía, de cuántos "te quiero" que nunca te pude decir, de cuántos sueños en los que siempre aparecías tú, de cuántas horas llorando, de tantas cosas por devolverte la sonrisa, por verte feliz. ¿Por qué si no iba a hacer tantas cosas por ti?

Esa misma tarde llegaba tu hermana de Londres, así que no sabría mucho de ti ya hasta que no llegárais todos a casa por la noche. Cuando ya lo hicísteis sigues, como siempre, describiéndome cada cosa que hacéis en casa jajajajaja, me lo cuentas siempre todo (es lo que tiene la mensamanía). Quizá por esa razón, al día siguiente también me cuentas que tenías que ir a la peluquería que está cerca de mi casa y me pongo a meterme contigo y del miedo que te dan los perros, te describo hasta lo que harás cuando pases por al lado del perro de la esquina mientras te ríes y me respondes que te da mucho coraje que te conozca tan bien... eres encantadora. Ibas a la peluquería porque ese día teníais un viajecito familiar y estuvimos, como casi siempre, toda la tarde mandándonos sms y, bueno, tb iban unos amigos que tenemos en común de viaje y ellos saben que estoy enamorado de ti y todo eso. Algunas veces, parece hasta normal que la gente crea que tú también sientes lo mismo por mí, a veces, por como somos los dos el uno con el otro, por el cariño que nos tenemos, por eso que parece que nos necesitábamos muy a menudo... pero no es así, y tampoco es muy agradable intentar hacer ver a alguien que las cosas son como son, que tú no estás enamorada de mí y que simplemente somos muy buenos amigos y yo también soy feliz así, aunque eso no sea del todo cierto...

Cuando llegas esa tarde lo primero que me preguntas es si estoy en el msn, hablamos, nuestras tonterías de siempre, un poco de cachondeito porque me pones la cámara y me pongo a meterme contigo y luego me marcho porque había quedado, aunque me tire media hora despidiéndome mientras tú me dices que soy un pesado y que me vaya ya jajajaja. Vamos al mismo sitio esa tarde, a la puerta de un bar donde está tocando un grupo y, los mismos amigos de antes se dan cuenta de que estamos a unos 20 metros y seguimos diciéndonos tonterías por sms y cuando paso por donde estás a lo mejor te digo algo... cuando termina el grupo te vas para casa, dices que vienes cansada del viaje y que te vas a poner la película de "Algo pasa con Mary", la que te llevé a tu piso dos días antes. Te dejo verla y te digo también que es una peli bonita, que lo mismo te sientes hasta algo identificada con la protagonista jejeje.

No sé más nada de ti hasta una hora después, que estoy con una pareja de amigos en un bar, veo un sms tuyo y lo leo varias veces porque no entiendo muy bien qué dice o no sé si estoy soñando lo que leo. Les digo que me tengo que ir a mi casa y cuando salgo de alli me voy rápidamente para casa mientras releo el sms... me dices que seguramente me vas a parecer una loca con lo que vas a decirme pero bueno, que hace semanas te diste cuenta de lo mucho que me necesitabas, del bien que te hace tenerme en tu vida, incluso pensabas en vivir conmigo, una cosa muy rara, como si te hiciera falta en cada cosa que te pasa. Y que piensas en lo feliz que serías si compatieramos una vida, una casa... dices que es una cosa muy rara que no te ha pasado con nadie. Pero dices que no es amor de pareja, aunque estás muy segura de esto que tenemos los dos. Me dices como ya me has dicho alguna otra vez que soy muy especial para ti, que no sabes cómo lo hago pero siempre te doy lo que necesitas en cada momento... y dices que te quedaste en el minuto 34 de la película...

Me siento como loco, un poco sin saber qué hacer porque es todo algo confuso, me dices que no estás enamorada de mí, pero el resto de las cosas hacen que sólo pueda llorar mientras pongo el ordenador para buscar qué has visto en la película para que hayas pensado en decirme todo eso. Cuando creo que la voz no me tiembla decido llamarte por teléfono, pero no lo coges y me salta el costestador por dos veces. Te mando un sms diciéndote que te he estado llamando, que avises cuando estés y hablamos, pero al mommento me respondes de manera cortante y sólo me dices que de qué vamos a hablar. Me siento todavía más confuso y empiezo a pensar que tal vez ese sms no fuera para mí, así que te lo pregunto pero me dices que sí. Te digo que qué ha pasado, que me ha sorprendido pero tú sigues con tu tono cortante diciéndome que no ha pasado nada, que no crees que me hayass dicho nada nuevo ni tampoco raro. Me dices que no te has declarado ni nada de eso, con cada cosa que me dices me va pareciendo más evidente que no tiene nada que ver el tono ese con el de hacía unos minutos cuando me dijiste todas las otras cosas... en cualquier caso no te puedo preguntar mucho más, dices que quizás no deberías de haberme dicho nada porque no crees que sea para darle tanto bombo...

¿Qué pensar? A un corazón enamorado no le hace falta gran cosa para mantener viva la esperanza de conseguir sus sueños, puede comprenderse que a veces muchas cosas y muchos sentimientos se magnifiquen, que veamos determinadas acciones o lo que sea de un modo que no es del todo real, que lo amoldamos a nuestra manera para seguir soñando y no morir en el intento de alcanzar nuestra más preciada meta... A veces crees tenerlo todo, que no es más que el que la persona a la que amas se dé cuenta por fin de cuánto la quieres pero, sólo tardas unas décimas de segundo hasta caer de esa nube y darte con el suelo, despertar del sueño para caer inconsciente en una pesadilla donde todo son fantasmas, te haces preguntas y no obtienes respuestas... estás enamorado, esa es la respuesta para todo, esa es la razón para todo. Lo doy todo porque estoy enamorado de tí, doy mucho más de lo que puedo a veces y todo lo que tú me dejas darte. Mi objetivo es volver a verte sonreir y, lógicamente, en mis sueños soy yo quien te devuelve esa sonrisa.

Es una pena que la realidad no sea así, es una pena vivir soñandoLetra de Un cuento sobre el agua - La Oreja De Van Gogh - Sitio de letras.com... Estamos ahora a 31 de octubre.